La historia del colegio sin nombre arranca en septiembre de 2008 en aquella Valencia de los grandes eventos. En un solar reservado para zona verde en la esquina de la avenida de Baleares con Torán i Olmos, a un km de donde un mes antes atronaban por primera vez los bólidos de la Fórmula 1, se plantaba el primer barracón que daría lugar al 103. Ese curso albergó una clase de Infantil 3 años del anexo CEIP Tomás de Montaña, desbordado por la demanda de plazas escolares en esta zona de expansión a la sombra de la avenida de Francia. Y de un barracón se paso, al año siguiente, a un colegio entero en aulas prefabricadas en el que en ese curso 2009-10 entraron 100 niños de Infantil 3 años. Mientras, a 300 metros, se remataba esa postal de la Valencia moderna que es la Ciudad de las Artes y las Ciencias cuyos 650 millones en sobrecostes dan para levantar 75 colegios de hormigón y ladrillo. r. m. coll valencia