Nadie pone en duda que los Poblados Marítimos han sido una de las zonas más castigadas por las políticas del PP, tanto desde el punto de vista social como urbanístico. No sólo cuentan con una de las cifras más elevadas de desempleo y de exclusión social, como buena parte de los barrios obreros de la ciudad, sino que además han sido objeto de los mayores abusos urbanísticos por parte de la administración local. El caso del Cabanyal es el más tristemente conocido, pero también el de la Malva-rosa, con más solares que ningún otro barrio o el de Nazaret, ahogado por el crecimiento desmedido e injustificado del Puerto.
En junio de 2013 el PP planteó su plan para la Marina Real Juan Carlos I, denominación pomposa y monárquica que la derecha le dio y que espero sea modificada más temprano que tarde. El plan fue aprobado meses más tarde con nula participación ciudadana, como denunciaron las AAVV integrantes de la Coordinadora El Litoral per al Poble, a raíz de una moción presentada por Esquerra Unida. Como en todos estos casos, y parece que es una moda que no cesa, la opinión de vecin@s y asociaciones quedó reducida al plazo legal para presentar alegaciones.
Esta semana la dársena interior ha vuelto a ser noticia. Cierto que en algunos casos hay voluntad, pero en otros vemos como se consolida el modelo de marina que diseñó en su día el PP. Así, por un lado, el actual Consell y el Equipo de Gobierno reconocen que es de imposible pago la deuda acumulada de 430 millones de euros del Consorcio Valencia 2007, que explota la dársena, y aunque no se condona como deuda ilegítima que es, quedará enmarcada en las compensaciones por la deuda histórica adquiridas con nuestro País y nuestra ciudad. Pero por otro, parece que lo que va tomando cuerpo es su utilización para la restauración, el club de playa exclusivo, y el no menos exclusivo cluster tecnológico, donde se enmarca la Marina de empresas inaugurada el jueves pasado.
Siempre me ha llamado la atención los problemas de todo tipo, fundamentalmente legislativos y sobretodo económicos que se presentan ante cualquier petición vecinal. Y por contra, las facilidades y la rapidez con la que se tramitan las macro propuestas del mundo privado resultan asombrosas. De esta manera , la construcción de un carril-bici o la habilitación de un simple paso de peatones son propuestas recibidas por la administración pública como si su realización y gasto fuera similar en complicación y presupuesto al del paso subterráneo del Canal de la Mancha.
Espero y confío, después de lo acontecido esta semana que acaba, que el Plan de la Marina de Rita Barberá sea derogado; plan que entre otras medidas contempla el peligroso túnel por debajo de los Poblados Marítimos llamado, eufemísticamente Acceso Norte. Procede, por tanto poner en marcha los compromisos adquiridos en 2014 en el Manifiesto del Litoral per al Poble, dándole a la Dársena un uso público y social, del que tod@s seamos partícipes, poniendo punto final a aquella pesadilla que supusieron para los Poblados Marítimos, los grandes eventos.
