La apuesta por la sostenibilidad de Copenhague va más allá de sus emblemáticas bicicletas. Para 2025 esperan tener unas emisiones de carbono neutras. Los sistemas de medición de consumo de agua, por ejemplo, son obligatorios en todos los hogares y han hecho que la ciudad mejore considerablemente su consumo. Las casas danesas se encuentran además entre las más eficientes del mundo y están dotadas de un sistema de calefacción urbano que ayuda a un bajo consumo energético mientras que los nuevos grandes edificios están obligados a tener «azoteas verdes». Todo ello explica que desde 1990 hayan reducido sus emisiones un 40% y desde los 80 el PIB de Dinamarca ha crecido un 80% mientras que el consumo energético se ha mantenido.