El edificio de la Llotgeta, anexo al Mercado Central, inauguró ayer una exposición sobre la historia del edificio cuyas obras se iniciaron hace ahora un siglo. La exposición, comisariada por el arquitecto y director técnico de la rehabilitación del recinto, Francisco Hidalgo, hace un repaso por los diseños anteriores que se presentaron para el edificio, entre los que se encuentra uno de Francisco Mora, autor de otro icono del modernismo en la ciudad como es el Mercado de Colón.

El diseño de Mora fue rechazado porque se consideró «horroroso», explica Hidalgo quien asegura que el primer proyecto para el mercado se presentó en 1869 y que hubo otros dos más antes de aprobarse en 1910 el definitivo, cuyo autores fueron los arquitectos catalanes Alejandro Soler y Francisco Guardia. Sin embargo, estos dos profesionales no acabaron la obra. Soler y Guardia dimitieron a mitad de obra por discrepancias con el ayuntamiento en relación al aparcamiento subterráneo, que los arquitectos querían que abarcase toda la planta sótano. La obra la terminó el arquitecto Enrique Viedma.

En la exposición también se muestran fotografías de las vidrieras, cerámica, pavimentos, cúpulas y demás elementos arquitectónicos de este mercado, declarado Bien de Interés Cultural, que reflejan el antes y el después de la rehabilitación que se llevó a cabo entre 2002 y 2008. Francisco Hidalgo explica que fue una intervención «muy compleja» porque las obras se hicieron sin interrumpir la actividad del mercado „«uno de los pocos edificios de la ciudad que mantiene el mismo uso desde que se construyó»„. El resultado, a juicio de Hidalgo, fue satisfactorio, aunque hubo problemas con cuestiones como la climatización. Los arquitectos plantearon un sistema para «atemperar» dos o tres grados el interior del recinto ya que al tratarse de un espacio abierto hubiera sido muy costosa una climatización total. Los vendedores no quedaron contentos con la solución, que aún hoy sigue sin resolverse definitivamente.

El comisario de la exposición asegura que el Mercado Central es un edificio «desaprovechado y con un gran potencial». Señala como uno de los espacios más interesantes el sótano, con sus peculiares bóvedas de ladrillo rebajadas, que se utiliza como aparcamiento. Hidalgo propone aprovechar este espacio para ubicar un mercado artesanal que permitiera hacer visitable el edificio y darle uso fuera de las horas comerciales.

También destaca el arquitecto que el Mercat «adolece de falta de mantenimiento», algo que «no ocurre con el Mercado de Colón», pese a que ambos son competencia municipal.En este sentido, el entorno del mercado central «pide a gritos» una peatonalización siempre que se garantice la llegada del transporte públco y se abra el aparcamiento de Brujas.