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Plan de choque para una ciudad limpia

"Limpiar y también concienciar"

Vecinos y comerciantes insisten en que hace falta una mayor sensibilidad ciudadana para no ensuciar tanto

"Limpiar y también concienciar"

«No es más limpio el que más limpia, sino el que menos ensucia». Ese refrán clásico podría resumir a la perfección el sentimiento de muchos vecinos ante el refuerzo del servicio de limpieza de las calles que el consistorio aprobó el pasado viernes y que, se espera, esté en marcha desde este lunes. La de la limpieza es una batalla por la que vecinos y asociaciones de comerciantes luchan desde hace tiempo y que, coinciden, tardará en resolverse. La mayoría recibe con los brazos abiertos ese millón de euros más que ahora se destinará a combatir la suciedad, pero aseguran que sin un arduo de trabajo de concienciación que produzca un cambio en la mentalidad, la basura seguirá presidiendo muchas calles: el problema no es solo cuánto se limpia, sino cuánto se ensucia.

En julio la asociación de guías turísticos APIT ya advirtió al consistorio de que los turistas veían Valencia como una llena, entre otras cosas, de suciedad y malos olores. Los propios comerciantes del centro histórico, que ahora acogen la medida con alivio, no han parado de denunciar la mala imagen de la ciudad que trasmite la ciudad. «El centro es el escaparate de la ciudad y si tenemos esto así, imagínate lo que pensarán del resto de Valencia», denuncia Julia Ruiz, presidenta de los comerciantes del centro histórico. Sin embargo, Ruiz insiste en que parte de la culpa es de los propios vecinos porque los excrementos de los animales, la basura fuera de los contenedores o las cajas que se tiran sin plegar, denuncia, son buena parte del problema.

Si el centro está así, la situación del extrarradio deja todavía más que desear. En Orriols han sido especialmente combativos con este problema en los últimos años y han convocado diversas manifestaciones y «barridas» populares: los propios vecinos con sus escobas han salido a limpiar las calles para denunciar el abandono que aseguran sufrir. Maika Barceiro, la portavoz de los vecinos, explica que la situación «está mejorando, pero hay zonas que está muy deterioradas e incluso asquerosas». Lamenta además que el hacinamiento en algunas viviendas del barrio provoca que se genere tanta basura que los contenedores no la pueden absorber.

Servicio especial para pedanías

El plan cuenta por primera vez con una cisterna de limpieza específicamente destinada a las pedanías del sur. Vicente Romero, portavoz de los vecinos de La Punta, una de las pedanías más «abandonadas», como han denunciar en numerosas ocasiones, acoge con escepticismo este anuncio. «Aquí el baldeo solo se ve, como mucho, una vez al año: cuando el alcalde pedáneo lo solicita en las fiestas y a veces ni eso», denuncia Romero.

El presidente de la asociación de vecinos señala además una problemática particular: la presencia de basura que no es propia de la zona. Según denuncia, al barrio acuden muchos chatarreros y gente que rebusca en la basura de otras zonas para «seleccionar» allí las piezas que les sirven para hacer negocio. Lo que sobra, se convierte en basura que se deposita en sus contenedores aunque no se genere allí y eso provoca la saturación de los mismos, ya que no están preparados para recoger tantos restos, por lo que piden que se incremente la dotación y la recogida de basuras. La acumulación de muebles, televisores y otros elementos domésticos entorno a los contenedores es otro de los grandes problemas que asola a la pedanía, pero también a toda Valencia, porque los vecinos no llaman al 010 para que los retire.

El primer plan de acción

En el Cabanyal el incremento de la limpieza llegó de avanzadilla en julio. Según la concejal de residuos sólidos, Pilar Soriano, el cambio tardó unas dos o tres semanas en hacerse visible. La presidenta de la Asociación de Vecinos, Pepa Dasí, lo corrobora y señala que la diferencia ha sido «bestial». Aunque reconoce que todavía queda mucho por hacer, tiene claro que este plan ha sido un gran punto de inflexión pero, eso sí, lamenta que muchos de los vecinos del barrio todavía no tienen claro que son ellos mismos los que deben cuidar sus calles y evitar la suciedad innecesaria. «Falta educar a la gente para que tire las cosas dentro de los contenedores y las papeleras, pero eso, por desgracia no es problema exclusivo de este barrio», resume Dasí.

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