El Levante UD se ha negado a pagar al Ayuntamiento de Valencia por las plazas de aparcamiento que ocupaba durante los partidos y ha optado por negociar con el Centro Comercial Arena para dejar allí sus vehículos a cambio de entradas para los partidos. Ahora queda por resolver el estado de la parcela municipal que tiene vallada y que informes técnicos municipales aconsejaban derribar. De momento, sólo se aparcan coches en un lateral y se deja despejado el centro para no contravenir el plan de evacuación del estadio. También tendrán que abrir una segunda puerta en el lateral que da a las vías del metro.
Cuando la Concejalía de Movilidad que dirige Giuseppe Grezzi dijo de cobrar a los clubes de fútbol por las plazas de aparcamiento que se reservan en la vía pública los días de partido, tanto el Valencia CF como el Levante UD aceptaron negociar sin problemas. De hecho, el Valencia no tardó en cerrar un acuerdo para garantizarse 125 plazas a cambio de abonar 43.000 euros al año, una cantidad que aumentará si sigue adelante en las competiciones europeas y hay más partidos. Pero el Levante, que en principio parecía dispuesto a plegarse las exigencias municipales, finalmente no lo ha hecho.
Según han explicado fuentes municipales, hasta ahora el club se reservaba 80 plazas en la calle Santiago Rusiñol, plazas que ocupaban los directivos, los trabajadores del club, la prensa etc. Pero en vez de pagar por esas plazas al Ayuntamiento de Valencia, como pedía la Concejalía de Movilidad, ha optado por renunciar a ellas y negociar con el Centro Comercial Arena, que está pegado a sus gradas.
El acuerdo es reservarse esas plazas en el aparcamiento del centro comercial y a cambio suministrarle entradas para que sus tiendas las repartan, en campañas promocionales, entre sus clientes. En el último partido ya se actuó así y así seguirá siendo el resto de la campaña.
Queda pendiente, no obstante, el futuro de la parcela de titularidad municipal que el Levante UD tiene vallada para su uso particular. Ya el año pasado los técnicos municipales advirtieron al club que tendría que derribar esa valla, pegada a la grada de tribuna, para no contravenir el plan de evacuación del estadio. Se inició entonces una negociación que finalmente no terminó en nada.
Ahora, el nuevo equipo de gobierno ha vuelto la mirada sobre este asunto y el problema está sobre la mesa. Por lo pronto, dentro de este recinto ya sólo se aparca en el lateral que da a la calle Santiago Rusiñol y se deja libre el centro. Además, habrá que abrir una segunda puerta de salida a la calle San Vicente de Paúl, la del tranvía, que es la más larga del perímetro.
Y queda pendiente de una resolución final sobre el futuro de la valla, que, tal como recuerdan las fuentes, es del ayuntamiento y se le está dando un uso privado.
