El Ayuntamiento de Valencia reestructurará el sistema bibliotecario actual para articular uno nuevo que girará en torno a una quincena de bibliotecas de referencia y un número indeterminado de agencias de lectura vinculadas a éstas. En el cómputo general se calcula que se perderán cuatro centros menores, pero se garantiza un aumento de los servicios y las plantillas.
Según ha podido saber este periódico, en las últimas semanas ha habido al menos dos reuniones de los responsables del área de Acción Cultural con los representantes sindicales del ayuntamiento para negociar un nuevo sistema bibliotecario.
Según las fuentes, en Valencia existen en la actualidad un total de 32 bibliotecas repartidas por toda la ciudad bajo el criterio: «Aquí tengo un local, aquí pongo una biblioteca». Eso ha hecho que haya locales muy cercanos unos de otros, como por ejemplo los dos de Al- Russafi (Russafa) o las de Trafalgar-Grau Port, que además tienen muy cerca también las de J. J. Dómine y Peris Brell. También las hay en segundos pisos de otras dotaciones públicas y en locales de alquiler que cuestan dinero al consistorio.
Esta dispersión ha hecho que muchas de las bibliotecas apenas ofrezcan servicios más allá de sacar libros o leer la prensa. Es más, la reducción de plantilla de los últimos años ha hecho que algunos centros se abran con una única persona e incluso que tengan que cerrar alguna tarde, dicen las fuentes.
El modelo de Barcelona
Ante esta situación, el nuevo equipo de Gobierno se propone hacer una nueva distribución siguiendo el modelo de ciudades como Barcelona. La idea es crear entre 14 y 16 bibliotecas centrales de referencia distribuidas por toda la ciudad con criterios objetivos. En estos centros se ofrecerán los servicios propios de las bibliotecas y muchos otros que ahora no existe, como lecturas colectivas, exposiciones, conferencias, teatro, zonas de niños etc. Luego, alrededor de estos centros de referencia orbitarán otras agencias de lectura con unas pretensiones inferiores, pero con un servicio más completo que el que se ofrece actualmente. Eso sí, se prevé que al hacer el reparto se cierren 4 de estas agencias de lectura que por proximidad o por economía no valga la pena mantener.
Aumentar la plantilla
Aún así, la previsión de la concejalía de Acción Cultural es aumentar la plantilla de las bibliotecas. Se calcula que cada una de las centrales tendrá una media de diez empleados y que los trabajadores de los locales que se cierren se repartan entre el resto. Además, se pedirán 18 nuevos funcionarios al servicio de personal y se habla de la posibilidad de trasladar 8 trabajadores del servicio de Patrimonio Histórico, un asunto en el que los sindicatos serán especialmente meticulosos.
La revisión del modelo bibliotecario podría tardar en implantarse un año aproximadamente, aunque tanto la fecha como los números pueden ir cambiando a medida que se conozcan las necesidades exactas.
Como es natural, uno de los centros de referencia será la biblioteca central de la Plaza de Maguncia, cuyo destino final no se ha definido aún. Una posibilidad es dejarla como está, otra es trasladar a otro lugar la Hemeroteca para dejar más espacio a sus actividades, y una tercera es trasladarla al Monasterio de San Vicente de la Roqueta, que está pendiente de su rehabilitación y la asignación de usos. El anterior equipo de gobierno ya dijo que podría albergar la biblioteca central, pero las asociaciones vicentinas se resisten.
