Fin a 68 años de pesadilla. O casi. Los equipos de arqueólogos y forenses del Ayuntamiento de Valencia encontraron ayer los que presumiblemente son los restos de Teófilo Alcorisa, conocido como el «padre del Guerrillero», que fue asesinado en el cuartel de Arrancapins de Valencia en 1947 tras una semana de torturas.

El proceso iniciado por sus hijos hace seis años para encontrar sus restos al amparo de la Ley de Memoria Histórica escribió ayer uno de sus capítulos más esperados. Los equipos multidisciplinares del Ayuntamiento de Valencia, formados por arqueólogos, antropólogos y médicos forenses, entre otros, hallaron ayer tres cuerpos enterrados en 1947 en la zona civil del Cementerio General. Uno de ellos, presumiblemente, es el de Alcorisa, Los otros dos son un misterio, según reconoció ayer el portavoz del Grupo por la Recuperación de la Memoria Histórica, Matías Alonso.

Los trabajos arqueológicos para la exhumación de Alcorisa empezaron el pasado 28 de octubre, después de que la concejala de Cementerios, Pilar Soriano, decidiera atender a las peticiones ciudadanas y vigilar el cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica tras varios años de negativas por parte del gobierno de Rita Barberá. Estos trabajos han tenido lugar en la Sección 4a Izquierda de la parte Civil del Cementerio General, justo en la fosa común donde se suponían los restos de Alcorisa. Se han encontrado tan rápidamente porque, según Alonso, «siempre se ha sabido dónde estaban».

La Policía Judicial levantó ayer acta de las evidencias encontradas, como marca la legislación en casos de posibles represaliados. A partir de ahora hay que verificar que los restos exhumados pertenecen a Teófilo Alcorisa, y esto se hará mediante dos estudios: uno antropológico (que determinará las características de los individuos y las circunstancias de su muerte), y otro de ADN, que determinará la identidad. Sin embargo, el hecho de que uno de los cuerpos en reducción „esto es, arrinconados„ mostrara signos de haber sido sometido a una autopsia hacen pensar a los investigadores que es de Alcorisa, del que se tiene constancia histórica que fue sometido a un estudio postmortem.

La concejala de Cementerios, Pilar Soriano, señaló que el consistorio tiene «un compromiso con la memoria de nuestra ciudad y de nuestro país para que se pueda hacer justicia con las personas represaliadas, y a la vez con sus familiares y amistades, que tienen derecho a ofrecerles un entierro digno, que honre su memoria». «Una sociedad madura democráticamente», añadió Soriano, «es aquella capaz de mirar al pasado y hacer autocrítica».