En el Cabanyal están empeñados en no olvidar. Las entidades vecinales que llevan veinte años luchando para evitar la ampliación de la avenida Blasco Ibáñez han hecho del recuerdo su estandarte y empuñan las dos décadas de laberintos judiciales con el orgullo de quien se sabe ganador. Ayer, las calles del barrio vivieron una nueva reivindicación. En este caso, fue la organizada por el Teatre El Musical, la artista plástica Esther Ferrer y Salvem el Cabanyal.

Miembros de esta plataforma recorrieron las calles más degradadas del barrio y trazaron una ruta con cinta adhesiva en el asfalto. Acompañaban la cinta de distintos episodios judiciales a lo largo de estos dieciocho años y de poemas y símbolos de Salvem. El recorrido terminó en la calle Pavía, ante la playa, tras haber comenzado horas antes en el matadero de la calle Sant Pere, una de las zonas más abandonadas del barrio.

La acción artística, titulada «Se hace camino al andar», empezó el viernes con un coloquio que realizó Ferrer el viernes por la tarde. Se trata de una artista conocida por este tipo de montajes plásticos con los que ha conseguido premios como Velázquez de Artes Plásticas del 2014 y el Nacional de Artes Plásticas del 2008.

La actuación de ayer, con todo, es el primer espectáculo de la serie «Territorios compartibles/ la vida en escena», que lleva la firma de la valenciana Paula Valero, que propone desplegar un campo de intervención e investigación sobre prácticas escénicas que superan los márgenes del propio teatro hacia las calles, como una versión artística más callejera.

Ambiente festivo

El ambiente que reinaba ayer en cualquier de las tres marchas que recorrieron el barrio era festivo. Entre calles degradadas, solares recuperados sólo en los últimos meses para uso vecinal y pintadas reivindicativas, muchos de los participantes recordaban episodios vividos en 18 años de enfrentamientos con el consistorio por una prolongación que dividía al barrio, tanto literal como metafóricamente, con vecinos a favor y en contra.

La actuación terminó ante la playa, «donde terminan todos los caminos en el Cabanyal», como insistía un participante, pero Salvem asegura que su trabajo solo finalizará cuando el barrio recupere «el lustre perdido».