«Tenemos detectores de intensidad lumínica repartidos por la ciudad y éstos nos indican que el alumbrado de Valencia es tan potente y contaminante, que ni siquiera cuando hay luna llena la intensidad se ve afectada. Es decir, ni la luna puede con la iluminación de esta ciudad». El revelador diagnóstico es de uno de los grandes especialistas en la materia, Enric Marco, astrónomo del departament de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de València y miembro del grupo de trabajo de Contaminación Lumínica de la UV.

Marco, que desarrolla su labor científica en el Observatori Astronòmic, situado en el campus de Burjassot, valora positivamente el plan anunciado por el Ayuntamiento de Valencia para sustituir todo el alumbrado de la ciudad por luces menos contaminantes y de mayor eficiencia energética.

«Al menos este equipo de gobierno se preocupa por la contaminación lumínica», se felicita este técnico superior de astronomía, que considera que la política del anterior gobierno fue «nefasta». «Hasta ahora la consigna era cuanta más luz mejor y se han hecho auténticas tropelías en este sentido. Valencia brilla el doble que Madrid o Barcelona con la cuarta parte de la población que tienen estas ciudades. Otras capitales como Berlín brillan menos que nuestra ciudad, incluso París no está tan iluminada como Valencia», asegura el investigador.

Marco desmitifica la falsa creencia de que una ciudad menos iluminada es más insegura. «No es cierto, hay investigaciones en Gran Bretaña y Estados Unidos, incluso alguna llevada a cabo por el FBI, que demuestra que no hay correlación entre el número de delitos y la bajada de la intensidad de la luz. Casi que diría que sucede todo lo contrario, pues los delincuentes con menos luz también tienen más dificultades?Lo que de verdad influye es que una zona esté más o menos transitada, no la cantidad de luz en las calles», sostiene el astrónomo.

En opinión de este especialista, una iluminación correcta para una calle es aquella que permite «reconocer las caras de la gente», pero denuncia que en Valencia «en muchas vías se puede leer incluso por la noche el periódico». Otra de las cuestiones importantes unida a la sobreiluminación de la ciudad es el derecho de las personas a la intimidad. «Hay sentencias que ya han condenado a los ayuntamientos a bajar intensidades de luz o apagarlas porque ésta se colaba en sus casas, violando su intimidad. Es algo que no podemos obviar», añade.

También, Enric Marco es partidario de que se regule el uso de rótulos luminosos por la noche. «Es increíble que todavía muchas compañías mantienen toda la noche enchufados sus luminosos, con la contaminación que conlleva. Aquí en Burjassot, donde está el observatorio, notamos muchísimo el gran luminoso que puso una empresa quebrada ya en Feria Valencia», recuerda.

Marco recomienda para la ciudad el uso de alumbrado cálido, y si se opta por leds, que no superen los 3.000 kelvin de temperatura de color porque cuanto mayor es ésta, la luz se proyecta más blanca, su dispersión aumenta y, por lo tanto, contamina más.