La ciudad de Valencia «no tiene un problema de seguridad, pero sí de convivencia». Esa es la conclusión a la que ha llegado la concejala de Protección Ciudadana, Sandra Gómez, después de dos meses de reuniones con los vecinos de las siete Juntas de Distrito. Y el principal foco de conflicto es el «botellón», que se ha desbordado en los últimos tiempos hasta sumar 54 puntos distintos en la ciudad.

Acompañada del jefe de la Policía Local, José Vicente Herrera, y de la presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, María José Broseta, Sandra Gómez explicó que estas reuniones con los vecinos le han servido para «tomar el pulso» de la ciudad y conocer de primera mano sus circunstancias. No hay un problema de seguridad, dijo en sus conclusiones, pero sí lo hay de convivencia, remarcó.

El primer factor, extendido, además, por todos los barrios de la ciudad, es el «botellón». Se han contabilizado hasta 54 «microbotellones», tanto en el centro como en la periferia y muchos de ellos focalizados junto a grandes locales de ocio. Son muchos más de los que se habían contabilizado hasta ahora, pues la cifra rara vez había pasado de la treintena.

A esto hay que añadir los problemas que generan los propios locales de ocio por el incumplimiento de los horarios, el ruido, las licencias o la excesiva ocupación de las terrazas. En definitiva, el consumo de alcohol en la vía pública se lleva la palma de las molestias en la ciudad de Valencia.

Las otras causas le siguen ya muy de lejos. Sandra Gómez citó en segundo lugar las zonas de menudeo de droga. No dio datos al respecto, pues es una competencia de la Policía Nacional y situar estos puntos en el mapa sólo serviría como reclamo para los posibles clientes. Pero sí explicó que se está trabajando coordinadamente con el Cuerpo Nacional de Policía y que los agentes de proximidad están teniendo un papel determinante en su disminución, sobre todo en el entorno de los centros escolares.

La propia María José Broseta constató la buena evolución de ese problema por la colaboración entre las fuerzas de seguridad, colaboración que, a su juicio, debe mantenerse e incrementarse.

Ocupación de inmuebles

Otro quebradero de cabeza, creciente además, es la ocupación ilegal de inmuebles. Los hay ocupados por familias en riesgo de exclusión social y hay «otro tipo de ocupaciones» más lúdicas, casi siempre en los barrios periféricos y en las pedanías.

Sobre los primeros Sandra Gómez dijo que se trabaja con los Servicios Sociales para tratar de buscarles una salida reglada. Y para los segundos se intenta «una mediación» que en caso de no funcionar desencadena una denuncia ante el juzgado. De hecho, en tres semanas se han logrado 5 desalojos voluntarios. Y de la misma manera se han dirigido a los organismos judiciales para que den prioridad a sus denuncias y acaben inmediatamente con estos problemas. «Hay vecinos desesperados», dijo la concejala, quien puso como ejemplo el barrio del Cabanyal.

El resto de problemas son los populares gorrillas, frente a los cuales se están utilizando condenados a trabajos en beneficio de la comunidad; los perros sueltos en los parques, un problema para el que la concejala aseguró que habrá que tirar del procedimiento sancionador y aumentar los vallados; o la seguridad vial, una cuestión que se abordará específicamente a través del Pacto de la Movilidad.