Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Pasión por la cinematografía

El museo secreto del cine

Joan Monsell es un coleccionista nato de películas que además ha rodado la suya propia: «Prohibido morirse»

El museo secreto del cine

En un piso de la calle Císcar, en la zona más coqueta de l´Eixample de Russafa, un experto cinéfilo acumula una importante colección de objetos y materiales relacionadas con la historia del cine. Es Joan Monsell Prat, habitual de todos los estrenos teatrales y visitante casi diario de la Filmoteca de la Plaza del Ayuntamiento. Hombre que vive y respira para las artes escénicas, a pesar de que en su vida laboral fue aparejador tanto en Valencia como en Alicante.

Este museo del cine no está abierto al público. Juan lo enseña a sus amigos, con la satisfacción de haber recogido cosas que de otra manera se hubieran perdido. La colección arranca con unas publicaciones que ya conservaba su madre en tiempos del cine mudo.

Como en épocas tan pretéritas no existían cintas de video ni ningún otro tipo de formato para poder disfrutar de las películas en casa, se editaban unas revistas monográficas, a modo de fotonovelas, donde se relataba el argumento de la obra y se intercalaban algunas escenas del filme, con fotos también de los actores caracterizados según las exigencias del personaje.

Todo este interesante y extrañísimo material está en la sala «Pamplinas», una habitación donde se alinean carteles, revistas y libros sobre el séptimo arte; seguramente que ni en la Biblioteca Valenciana hay nada parecido.

La primera de las salas, conforme se entra a la izquierda, es la sala «Charlot». Allí Joan reúne proyectores de todas las categorías, teniendo al fondo, sobre las ventanas, una gran pantalla. También se precia de unas máquinas de cine infantil, precedentes del Cinexin, que tenían gran popularidad en los años treinta del siglo pasado.

Hay una vitrina específica dedicada a Walt Disney. Pero no el comercial y digital de ahora, sino el de sus orígenes, con «Blancanieves» y sus enanitos pintados y dibujados a mano, cuando los talleres del mago de la fantasía eran algo más cercano a un centro de artesanía que a una industria convencional.

Tanto impresionó Disney a Joan con 4 años que ya nunca abandonó el cine. Incluso llegó a rodar una película impresionante, «Prohibido morirse» en 1959. En un país asolado por una guerra civil mueren dos personajes al mismo tiempo, y las familias han de enfrentarse en el cementerio porque sólo queda una tumba libre. Pero después de pegarse entre ellos, arriba una comitiva oficial y entierran a un jerarca del régimen, sin faltar los brazos en alto y la entrega de una condecoración.

Los dos ciudadanos se quedan sin tumba, y han de ser sepultados en la playa junto al mar. Para más inri, los militares, el sacerdote y el ministro se emborrachan y se ponen a bailar entre los panteones. Surrealismo, crítica social y un tremendo alegato antifranquista que nunca ha sido explotado por la oposición a la dictadura. Por si algo faltara, el protagonista del drama es Ramón Pelejero, un jovencito de Xàtiva que primero quiso ser actor, y luego triunfó como cantautor bajo el pseudónimo de «Raimon». ¡Pocos saben de la existencia de este filme que se rodó entre Russafa y Paterna!

Juan Monsell es historia viva del cine valenciano, un Berlanga embrionario que no llegó a desarrollar todo su potencial. En sus genes hay una vena artística que se prolonga ahora en su nieto, Nacho Monsell, destacado y polifacético bailarín que tiene grandes ambiciones de futuro.

También incuba grandes planes para relanzar el cine valenciano el escritor y director Antonio Fontales. Autor de diversas películas que se estrenaron en el «Club Diario Levante» como «Oniris», «Ámbar», «Incógnita» o «Intriga y pasión en Isla Gaviota», se enfrenta a un nuevo desafío, «Inermis», un thriller bélico de gran conflicto de personalidades. Antonio es un artista en plena ebullición, aunque nació en Madrid casi toda su carrera la ha culminado en Valencia, y actualmente goza de los favores creativos de una musa excepcional, Belén Martínez Boluda. Esta empresaria de la enseñanza le inspira y le controla, animándolo a seguir adelante en sus proyectos.

Antonio tiene dos hijos tan creativos como él: Ana Verónica y el fotógrafo David. Entre todos van a poner en marcha esta nueva aventura cinematográfica que significa una nueva esperanza para el sector. Vivimos tiempos muy difícil para el audiovisual. El miércoles, la benemérita «Cinesin» celebró su aniversario en los cines Aragón. Todos deberían aunar esfuerzos para que volvamos a sonar como punto de referencia.

Propondría a Antonio Fontales que contara con Juan Monsell para su nueva producción, juntando mágicamente el pasado y el futuro con vocación de presente. Y tampoco estaría mal que la Filmoteca Valenciana se interesara en serio por la importante colección cinematográfica de Monsell. Un museo del cine en Valencia estimularía las vocaciones fílmicas de la capital. Ya está bien que todos aquellos que quieren ser actores, actrices, directores o guionistas tengan que emigrar para poder cumplir sus sueños.

Compartir el artículo

stats