Sergi Campillo Fernández (1978, Valencia) ha ido haciendo camino en el Ayuntamiento de Valencia sin levantar demasiado la voz. Todo el protagonismo, de momento, parecen acapararlo las concejalías de Pere Fuset y Giuseppe Grezzi, con áreas como Fiestas y Movilidad, de mayor repercusión mediática. Una de sus primera medidas, la de poner fin a una política de excesos en la iluminación en la ciudad, ha tardado en llegar casi seis meses. Pero este doctor en Biología por la Universitat de Valencia „ Cum Laude con Mención Europea„ dejará huella seguro. Detrás de una engañosa timidez, se esconde un hombre de profundas convicciones políticas, llamado a ser un referente en el futuro más inmediato de Compromís, a donde llega desde Iniciativa del Poble Valencià, tras ser miembro del Bloc. «La vida és prendre partit», lanza por si las dudas.

Le van a colocar el mote de concejal de las farolas.

(Risas) Ese es un tema apasionante. Pasaré a la historia como el edil de deficiencia lumínica, o el de poner un poco de sentido común. Hasta ahora en ese capítulo había imperado el hacer las cosas al gusto del personal de turno, y no siguiendo criterios serios.

Conclusión...

Pues que hemos tirado centenares de millones de euros en facturas de la luz y de farolas, sin ningún estudio técnico que lo avalara. Es una falsa creencia vendida por el PP de que más luz va asociado a la seguridad. No es cierto. Hay ciudades menos iluminadas y no son más inseguras que Valencia. Al contrario.

Y ahora ¿qué criterio se va a seguir?

Hay un reglamento de 2008 que dice cómo se han de iluminar las ciudades. La gente tiene derecho a descansar con las persianas levantadas en verano. Que vivas en un quinto y tengas más luz de noche que por el día es de risa. Hemos de gastar lo que toca, con una iluminación adecuada a la ciudad de Valencia por motivos ambientales, pero también económicos.

¿Se cambiarán entonces todas las farolas otra vez?

No. Todas no, porque todas no pueden ser iguales. No es lo mismo iluminar una calle del centro, que un barrio.

Usted es biólogo y lleva el área de Devesa-Albufera... ¿pidió expresamente llevar esas competencias?

El alcalde, teniendo en cuenta el pacto de gobierno, fue quien propuso las áreas. Le dije que esa era una de las parcelas que me gustaría gestionar, pero tenía claro que esto era un pacto de gobierno y teníamos que ser leales a nuestros socios (PSPV y València en Comú).

¿Sería recomendable que los representantes políticos tuvieran una formación acorde a la concejalía o conselleria que llevan?

Hemos de huir un poco del discurso de que los políticos hemos de ser especialistas y técnicos en las áreas porque entonces tendríamos una tecnocracia, y no una democracia. Al final, los que posibilitan las ideas técnicas son los funcionarios. Los políticos damos indicaciones y lineas pero los que han de facilitar la tarea son los técnicos. De ahí la importancia de tratar bien al personal y a los funcionarios de las administraciones públicas porque es su trabajo el que garantiza el éxito de los dirigentes políticos. Hay áreas para las que sí va bien un bagaje más técnico como puedan ser urbanismo o hacienda, aunque sin ser tampoco imprescindible.

Desde su vertiente científica y su vocación política, ¿qué objetivo se ha marcado este equipo de gobierno para l'Albufera?

El tema del agua es fundamental para la recuperación ambiental. El lago es lo que es porque el Xúquer llegó a l'Albufera. L'Albufera ha de volver a su estado ecológico anterior o al menos aproximarse y eso pasa porque vuelva a entrar el agua del Xúquer.

¿Y qué van a hacer al respecto? ¿El consistorio tiene potestad en esa parcela?

Los valencianos nos merecemos un trato digno por parte del estado. En financiación, infraestructuras y también en el tema del agua, que en este caso es cosa de la Confederación Hidrográfica del Xúquer. El gobierno central ha de entender que a l'Albufera se le ha de asignar agua del Xúquer. Y no nos valen lo sobrantes de riego producto de la modernización de los sistemas. Eso es una posibilidad y no una obligatoriedad. Sí sobra...irá, vienen a decir. A lo que nosotros contestamos con un no rotundo. Lo que no queremos es lo que sobra, porque aquí lo que se está incumpliendo es la normativa marco del agua.

Por unos o por otros, l'Albufera está lejos de ser ese lago de agua cristalina que debería.

Es cierto, y al tema ambiental se suma otro no menor, el económico. Lo que perseguimos no es por un sentido romántico del agua, sino porque es un motor de desarrollo local. No hay muchas ciudades europeas de la envergadura de Valencia y que tengan dentro de su término municipal un enclave de estas características. La gente que hasta ahora ha trabajado en el Parque Natural lo ha hecho de manera autónoma sin ayudas pero este gobierno quiere vender l'Albufera al mundo, porque Valencia además de su patrimonio histórico y cultural, también lo tiene ambiental. Valencia tendría un plus respecto a otras ciudades si desarrollamos l'Albufera como se merece y con el potencial que encierra.

¿Es cierto que en la plantilla del Ayuntamiento sólo hay un funcionario menor de 25 años?

Hablo de memoria, pero la verdad es que creo que no hay ninguno.

¿Falta gente?

El problema es que no tenemos ningún estudio al respecto, estamos haciéndolo ahora. La radiografía de este ayuntamiento es que se había aplicado una gestión muy antigua, nada modernizada. Por ejemplo, jamás había tenido un plan director de recursos humanos, algo que si se aplica en otros ayuntamientos desde hace décadas. Me sorprende y me parece raro porque el Partido Popular que es tanto de lo privado y de privatizar los servicios públicos, no ha aplicado lo que suelen aplicar las empresas. Se ha incorporado una persona experta en recursos humanos „ José Vicente Cortés„,porque este gobierno tiene muy claro que el cambio ha de ser radical en esta parcela.

¿De cuantos trabajadores públicos estamos hablando en el caso del Ayuntamiento de Valencia?

Aquí se llegaron a contabilizar unos 5.500 trabajadores y ahora estamos por debajo de 4.700, lo que implica una pérdida de un 13%. Es una pérdida importante y generalizada, falta gente seguro. Hemos de hacer una evaluación de los servicios del ayuntamiento de Valencia, de cómo estan y en qué áreas se han perdido más para empezar a actuar.

El sector del funcionariado no es de los que tenga una muy buena prensa, pero de sus palabras se deduce todo lo contrario.

Me he encontrado con un equipo de trabajo muy formado y con una gran dedicación, haciendo más horas de las obligatorias porque tienen conciencia de que la ciudadanía necesita que los servicios públicos funcionen. Además digo públicamente que en este ayuntamiento no se va a seleccionar al personal por su perfil ideológico, sino por su competencia. Los tiempos del sectarismo han acabado y vamos a darles todas las posibilidades de formación para que se produzcan los relevos naturales en la plantilla y reconocerles su tarea.

Mandamiento número uno para Sergi Campillo.

Trabajar, trabajar y trabajar. Que la ciudadanía nos juzgue no cada cuatro años, sino día a día, porque además está obligada a exigir a sus representantes públicos explicaciones permanentes.

El anterior gobierno del PP dispuso de veinticuatro años para desarrollar un modelo de urbe. ¿Qué pueden hacer ustedes en cuatro?

Es difícil, porque en muchas partidas nos hemos encontrado la caja a cero. A pesar de eso cuando acaben estos cuatro años diremos, ¡cómo ha cambiado Valencia en tantas cosas!

¿Qué le falta a esta ciudad?

Una derecha que aplique el sentido común y que sea dialogante. El Partido Popular necesita una larga, larga temporada, en la oposición y que mediten todos muy bien cómo han llegado a esta situación. Tendrían que hacer autocrítica, pararse, mirarse al espejo y ser sinceros consigo mismos. Preguntarse qué han hecho mal.

Muy crítico le veo.

Han sido un partido despótico en la forma de gobernar porque pensaban que esto era suyo por derecho, cerrando la Plaza del Ayuntamiento, por ejemplo. Una época de putrefacción política y formas autoritarias.