Después de treinta años de abandono y ruina, el monasterio de San Vicente de la Roqueta, cuna del Cristianismo valenciano y uno de los monumentos más representativos de la historia de Valencia, empezará a ser rehabilitado la próxima semana. Las obras, cuyo coste se eleva a los 2,6 millones de euros, consisten básicamente en la recuperación de la estructura del edificio a falta de una segunda fase que se llevará a cabo cuando se definan los usos, que serán siempre «públicos». La previsión es que estos primeros trabajos de consolidación terminen dentro de 14 meses, allá por abril del año que viene.

El anuncio del inicio de las obras lo realizó ayer el concejal de Urbanismo, Vicent Sarrià, después de visitar el edificio con los técnicos municipales y los responsables de la empresa a la que se le ha adjudicado la obra, la UTE Geocisa-Dragados. La impresión general fue «muy negativa». En las últimas décadas todo lo que se ha hecho ha sido apuntalar sus paredes y forjados para que la estructura no se viniera abajo, dijeron fuentes municipales, que aseguran que «está todo por hacer».

La idea, pues, es sacar adelante el proyecto que puso en marcha el anterior gobierno del PP y que se cargó al Plan Confianza de la Generalitat Valenciana, del cual se obtendrá el dinero para la obra. «Eso está asegurado», dijeron las fuentes.

Consiste en consolidar la estructura del monasterio, el refuerzo, reconstrucción y fortificación de cimentaciones, muros, forjados y cubiertas; la recuperación de la portada tardorrománica y los contrafuertes de sillería que evidencian su origen medieval; y la recuperación del claustro original con la eliminación de los elementos impropios. En definitiva, se trata de recuperar el edificio original como si estuviera recién construido.

Pendiente de una segunda fase

La idea es que los trabajos comiencen la próxima semana y que duren aproximadamente 14 meses. Si se ha retrasado el inicio de los trabajos, dijeron las fuentes, ha sido por el problema que surgió con la empresa adjudicataria de la dirección de obra, que tenía el mismo arqueólogo que la constructora, una ilegalidad que se resolvió dándole la concesión a la tercera oferta mejor situada en el concurso, pues la segunda renunció directamente.

No obstante, con esta rehabilitación no se termina de poner en servicio el viejo monasterio, pues aún no se han definido los usos y tendrá que ser en una segunda fase, cuando este asunto esté definido, cuando se concluya la rehabilitación.

Por lo pronto, el concejal Vicent Sarrià solo dijo que será un uso «público, de carácter sociocultural e institucional, accesible para las visitas ciudadanas y con un espacio reservado para la interpretación de la historia del monasterio». Se descarta definitivamente el traslado de la biblioteca central, pues los forjados del edificio no estarían preparados para soportar el peso de las estanterías y además los accesos no son los más apropiados.

En este sentido, el concejal de Urbanismo explicó que en el año 2017 se redactará el proyecto para la recuperación del entorno de San Vicente de la Roqueta, cuyo objetivo será dar visibilidad al monumento. Dada la imposibilidad de derribar los edificios que lo rodean, las aspiraciones municipales pasan por ampliar las aceras de la Calle San Vicente y establecer algún tipo de acuerdo con el colegio de los Agustinos para intercambiar usos y conseguir abrir una puerta en el extremo más cercano a la Plaza de España.

Tumba del mártir, iglesia paleocristiana y monasterio

El monasterio de San Vicente de la Roqueta tiene su origen en el martirio, muerte y enterramiento de San Vicente Mártir en los albores del siglo IV. Sobre su tumba se construyó un «martyrium» y seguidamente una iglesia paleocristiana que aguantó la ocupación musulmana y que con la conquista del rey Jaime I en el año 1238 se convirtió en un complejo cristiano con iglesia, convento y hospital. Las últimas obras se realizaron ya en el siglo XIX, con los elementos actuales. Con el desarrollismo, el edificio estuvo a punto de ser derribado, pero el Ayuntamiento de Valencia lo compró y lo salvó de la piqueta. Ahora toca su recuperación y son muchas las voces que claman por una nueva excavación para sacar la tumba del mártir y la iglesia paleocristiana.