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Socavón digital

Socavón digital

Al jubilarse proclamó que nunca iría a por sus nietos al colegio ni a comprar al supermercado. Lo incumplió. Descubrió el club de amigos de los paradores y sus descuentos. Recibía una revista mensual. Tres o cuatro veces al año se escapaba con su mujer tras estudiar las ventajas de esa amistad. Dejó de recibir la revista. Convenció a un nieto de que enviara, en su nombre, una protesta por email. Con las disculpas volvió la revista. Duró poco. Se acabaron los paradores, las noches, los puntos y los viajes. Sigue sin email.

El Ayuntamiento opera como gobierno abierto, mejora su información en la web y cumple con los exigentes requisitos de la necesaria transparencia. El año pasado recibió casi cinco mil quejas por vía electrónica. Mejora sin cesar los canales de comunicación por internet y cada vez se efectúan más trámites telemáticamente.

Las familias numerosas tienen importantes descuentos en el autobús urbano pero la tarjeta solo se puede cargar por internet. El valenbisi se lo cobran con la tarjeta de crédito aunque no se sabe muy bien cómo darla de baja. Prácticamente todos los trámites municipales se pueden hacer digitalmente; solo se requiere ordenador, móvil con internet y una conexión razonablemente potente. El reto es acabar con el papel.

No se trata de meter miedo, a causa de la red, como hace Evgeny Morozov con sus libros, «El desengaño de internet» o «La locura del solucionismo tecnológico»; pero no podemos dejar de recordar a los que viven en el socavón digital.

Jubilados que se desesperan en la cola del banco porque no les dejan pagar un recibo en ventanilla. Familias numerosas que no acceden a los descuentos del autobús porque no saben cómo recargar sus tarjetas, parados que nunca llegarán a conectarse a las bases de datos de empleos disponibles. Sorprende que un gran reto de las administraciones sea contar con un mapa digital de recursos disponibles para los más necesitados, muchos de los cuales no disponen de los medios para poder consultarlos.

¿Cuántas personas contactarían con un familiar desplazado si alguien les ayudara a conectar con ellos vía skype?

Las administraciones deben ser útiles a las personas, a todas las personas, incluso las que no pueden, ni saben, cómo pueden beneficiarse de los medios que tienen a su disposición. No estaría mal que llenáramos uno de los infrautilizados edificios municipales para que probos funcionarios ayudaran a quienes quieran hablar con un nieto por skype, a quienes necesiten mandar un mail de queja, a los interesados en recargar una tarjeta de transporte, o, por qué no, echar un vistazo a wallapop por si hay algunas muletas en venta cerca de casa. Al menos que dejen una plaza para ciberescribanos, una versión moderna de los la de Santo Domingo, en Méjico DF, armados de un portátil y una rápida conexión de internet, no de antiguas máquinas manuales.

Llovía endiabladamente al volver del Mercado de Abastos de Santiago de Compostela. Él guardaba celosamente el recuerdo del puesto de «Peixes T. Vilanova» con su elocuente cartel, «Espazo libre de violencia machista». Daban vueltas como una peonza pese a Google Maps; piedras y colores eran todos iguales. Por la Rúa dos Trueques, una voz declaró que bonito, era muy bonito; pero que jamás podría vivir allí. No pudo reprimir la carcajada.

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