Los primeros presupuestos participativos en la historia del Ayuntamiento de Valencia han dejado un regusto más bien amargo entre asociaciones de vecinos y colectivos sociales que han participado en su elaboración. En distritos como l'Eixample o Poblats de l'Oest no se va a votar ninguna de las propuestas que partieron de la ciudadanía, y hasta en nueve distritos el consistorio ha tenido que «engordar» las listas de votación con proyectos propios, después de tumbar la mayoría de las ideas de los conciudadanos.

Llama poderosamente la atención que de las 230 propuestas que se van a votar hasta el próximo 4 de marzo en los19 distritos de la ciudad, tan solo 117 han partido de las ideas de los vecinos. El resto, 113, son proyectos aportados por los técnicos del Ayuntamiento de Valencia que no se han sometido a la discusión de las Juntas de Distrito, aunque desde la Concejalía de Participación Ciudadana se asegura que todas estas propuestas parten de necesidades que el propio consistorio ha ido recogiendo de las diferentes asociaciones de vecinos y entidades sociales.

La lista de asociaciones de vecinos y colectivos que han mostrado sus quejas públicamente es casi interminable. Muchos representantes de la ciudadanía en los barrios hablan incluso de «tomadura de pelo». La Concejalía de Participación Ciudadana ya avisó, no obstante, que el proceso de inversión en barrios que se ponía en marcha este año era una experiencia piloto que debía «afinarse» con el paso de los años para dar una verdadera respuesta a las necesidades reales de los barrios y pedanías de Valencia. Pese a todo, parece que el desarrollo de esta primera iniciativa no ha colmado las expectativas de muchos vecinos y existe un sentimiento generalizado de «frustración».

Proyectos abortados

El proceso participativo permitió que florecieran aquellos proyectos en los que la ciudadanía tenía especial interés. Por ejemplo, la ampliación del campo de fútbol de Torrefiel, en el camino Montcada, con un gran número de peticiones registradas. Finalmente, los técnicos municipales han considerado que es inviable afrontar este proyecto con el presupuesto asignado a todo el distrito.

En Castellar lamentan que ninguna de las ocho propuestas de la asociación de vecinos pasara el corte de los técnicos municipales, y en numerosas pedanías como Cases de Bàrcena, Poble Nou o El Saler no tienen ninguna inversión directa en sus municipios que puedan votar. También hay varios barrios de la ciudad que se han quedado sin representación en esta consulta ciudadana. «¿Cómo nos van a pedir que participemos si da la sensación que apenas nos han escuchado?», se lamentaba un dirigente vecinal a este periódico. La experiencia piloto acaba el 4 de marzo pero ya necesita una profunda revisión.