Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Divagaciones

La vuelta al Mercado de Colón

La vuelta al Mercado de Colón

Volveré. Le había dicho al Mercado de Colón. Y lo miré, viéndole, como miran, a veces, los turistas ávidos de conocimiento. Su construcción comenzó en 1914 y fue inaugurado unos años después con toda festividad. El proyecto se adjudicó a uno de los arquitectos más importantes del momento: Francisco Mora que supo combinar: arte, ciencia, técnica y a los mejores profesionales que aplicaron en su proyecto.

El solar pertenecía a la antigua fábrica de gas y luego de electricidad del marqués de Campo. Fue proyectado tres años más tarde que el Mercado Central. Me abandoné a las sensaciones que bullían ante esta bella joya del Modernismo. Comprobé la libertad de un arte joven que utilizaba una resplandeciente estética con las novedades del hierro y cristal€ El edificio abierto, de corte basilical y la geometría de la cubierta con envelats, utilizados para dar sombra, me remitieron a los antiguos mercadillos, a lonjas abiertas a la luz y al color. Su estructura había tomado por modelo la arquitectura de las naves industriales€pero yo, solo veía la bella claraboya de cristal€ Miré las fachadas de ladrillo y sillería rodeada por una sencilla verja de forja. En esas fachadas reconocí el tratamiento decorativo de Mora y la fuerte musicalidad patente en toda su obra. Como una nota viva percibí, en la fachada trasera, cerrada por una bella vidriera la presencia de Gaudí y de Doménech.

Nunca había posado tan largamente mi mirada en la puerta principal: piezas cerámicas y mosaicos de temas alegóricos proporcionan una gran riqueza de brillantes colores. Un arco ligeramente apuntado prolonga su perfil rematado por el escudo de la ciudad de Valencia.

El trencadis, tan nuestro, diferencia los distintos elementos arquitectónicos que suena a cançons€.

La Inspiración en la naturaleza; la composición de líneas curvas; la asimetría; todo el conjunto del Mercado de Colon proyecta la sensualidad del modernismo muy valenciano.

En la realización de este hermoso mercado colaboró, como arquitecto de la contrata, el representante de otra corriente del modernismo: Demetrio Ribes, que se opuso de modo rotundo a la arquitectura nacional o casticismo de la época. Quedó de manifiesto un aspecto importante de su trabajo: su conocimiento de los sistemas constructivos y de los materiales, y su experiencia desde su relación con la «Compañía de Caminos de Hierro del Norte», hasta la serie de tiendas que construyó tanto en Madrid como en Valencia, una de ellas, muy conocida en su época fue la tienda de Ernesto Ferrer, construida en 1906 y derribada en 1971.

En colaboración con J. Coloma, formó su propia sociedad de construcciones, especializada en obras de hormigón armado, a través de la cual contribuyó a la construcción de muchas obras valencianas, seguramente no reseñadas como El Restaurante La Marcelina, el Teatro Talía€

Pienso en la composición equilibrada de su lenguaje y en los conocimientos técnicos exactos de este arquitecto, doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas.

En estos momentos dónde la sinrazón parece desbocarse en nuestro mundo, necesito volver a la Estación del Norte, a la relación con la persona humana y su entorno; seguir tras los pasos de Demetrio Ribes y todos aquellos que con su equilibrio nivelaron nuestra ciudad.

Compartir el artículo

stats