El alcalde de Valencia, Joan Ribó, trató de rebajar ayer la tensión con los pueblos del entorno de Valencia a cuenta de los servicios de la EMT. Después de una Junta de Gobierno Local en la que los representantes socialistas, partido al que pertenecen todos los alcaldes de la polémica, reivindicaron el derecho de los pueblos a reclamar unas líneas históricas y pidieron flexibilidad en la negociación, Ribó se mostró dispuesto a reunirse con sus compañeros del área metropolitana, revisar precios y llegar a acuerdos, recordando, eso sí, que el servicio no puede ser gratuito cuando además Valencia tiene una deuda per capita que duplica y triplica la de sus vecinos.

En este conflicto, en realidad, el problema es de dinero. Todas las partes, de hecho, quisieron dejar claro que no era un enfrentamiento entre el PSPV y Compromís, partidos que gobiernan conjuntamente en Valencia, por ejemplo. La polémica surge porque el Ayuntamiento propone devolver los servicio de autobús a los pueblos limítrofes (Paterna, Mislata, Xirivella, Alboraia, Burjassot, Moncada y Vinalesa) con unas tarifas que estos consideran superiores incluso a las que les propuso en su día el discutido gobierno de Rita Barberá.

Estas diferencias provocaron una airada reacción de los pueblos y un cruce de declaraciones vía redes sociales que ha crispado la situación hasta el punto de que las siete poblaciones han anunciado su boicot al encuentro de pueblos que organiza Valencia con motivo de las Fallas.

En estas circunstancias se llegó ayer a la Junta de Gobierno Local y allí el Grupo Socialista trató de persuadir a su compañeros de coalición, Compromís y València en Comú, de que habría que reorientar su postura. Según declaró ayer el concejal socialista Vicent Sarrià, «es evidente que Valencia no tiene por qué sufragar el transporte metropolitano, pero por otra parte hay que entender que se trata de líneas históricas que han acercado a la gente de los pueblos a la ciudad y no podemos renunciar a ellas».

Además, Sarrià cree que «a Valencia le interesa mucho que la relación con los pueblos sea fluida y colaborativa, porque se trata de personas que trabajan en Valencia y consumen en Valencia».

Reapertura del diálogo

Sarrià admite que «los pueblos tienen la sensibilidad a flor de piel y quizá han llevado la situación a un escenario demasiado tremendista», pero cree que es necesaria una negociación y está convencido de que la habrá. «Yo creo que el alcalde y el equipo de gobierno, porque hay que recordar que esto no es una cuestión de partidos, sino del ayuntamiento, tiene la voluntad firme de llegar a acuerdos y, sinceramente, creo que se va a reabrir el diálogo», vaticinó.

Y efectivamente. Las palabras de Sarrià fueron corroboradas minutos después por Joan Ribó, que se mostró dispuesto a revisar los términos de sus propuesta. «Por nuestra parte está reconducido el problema», dijo el alcalde, quien lamentó que «una reunión técnica se hubiera convertido en una reunión de alcaldes sin que se me avisara a mi».

En opinión de Ribó, «los alcaldes tienen que entender que el servicio de cada municipio lo tiene que satisfacer cada municipio. Tienen que entender „continuó„ que nosotros no podemos, no podemos legalmente, pagar servicios de otros municipios, ni podemos someter a la gente de Valencia a pagar otros servicios», entre otras cosas porque Valencia tiene una deuda per capita de 1.020 euros cuando el resto de pueblos tienen 200, 400...»

Pero dicho eso, cree que hay que llegar a acuerdos económicos, «hacer análisis de costes» y «revisar lo que quieran». En este sentido, el alcalde se mostró dispuesto a reunirse con sus colegas, cosa que no ha ocurrido aún, para hablar de estos temas y de la financiación conjunta del transporte metropolitano. Ribó recordó que la Agencia de Movilidad Metropolitana empezará a funcionar en junio y que para 2017 esperan contar con el dinero del Contrato Programa.

El alcalde negó, finalmente, que haya cambiado su postura. Según dijo, cuando estaba en la oposición formaba parte del consejo de la EMT y «allí estuvimos trabajando en que eso se hiciera de una manera razonable».