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Ja estem en falles

Ja estem en falles

Un año más, València inicia su fiesta grande con el reto añadido de esperar que en noviembre la asamblea de la UNESCO conceda a las Fallas el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad. Ha llegado la hora de la verdad. El conjunto de la Fiesta estará bajo la mirada del organismo de Naciones Unidas, que deberá de estudiar y constatar lo defendido por nuestra candidatura, en especial lo referido a esa unión única de fiesta, cultura y sentimiento popular, que se entrelazan como en ninguna otra parte del mundo.No hay olvidar que esta candidatura es fruto de un trabajo consensuado desde hace años por la totalidad de las fuerzas políticas, desde el propio consistorio y Les Corts hasta el Congreso de l@s Diputad@s, destacando la unanimidad de las votaciones. Por eso no supuso problema alguno para el Consejo de Patrimonio Histórico, donde está representado tanto el Ministerio de Cultura como las Comunidades Autonómicas, el ratificar la fiesta de las Fallas como candidata española. Un ejemplo de cómo el trabajo bien hecho y coordinado tiene, a veces, su recompensa.

Ceo especialmente importante incidir en la unanimidad del apoyo. Así se despeja cualquier sospecha infundada de que unas fuerzas políticas estan más cercanas a las fallas que otras; por no hablar de otras connotaciones políticas que han marcado la politización de la fiesta desde nuestra violenta e inacabada transición valenciana, en la que cualquier crítica razonada te llevaba al ostracismo social. Dicho consenso cierra, al menos, un capitulo de las numerosas polémicas, que creadas artificialmente por la derecha, tanto han dividido.

Tal vez sea este un buen momento para abrir el debate sobre los efectos colaterales que las Fallas provocan, sin que nadie pueda lanzar acusaciones ridículas de antivalencianía por plantear algo tan evidente como que no hay ninguna otra ciudad de nuestro entorno, del mismo tamaño y población, que celebre unas fiestas que la ocupen en su totalidad y que supongan tantos beneficios, pero también, porque no decirlo, molestias en much@s vecin@s, que podrían resolverse con diálogo y aplicación de las ordenanzas municipales. Así, cuando hace unos años se creó en Facebook una página crítica con los abusos, que según l@s autor@s provoca la fiesta, como calles cortadas sin lógica alguna, disparo de pólvora de manera peligrosa e incontrolada, disco móviles hasta casi el amanecer, destrucción de inmobiliario público, etc, al poco tiempo ya eran miembros centenares de valencian@s que se reconocían como aquell@s valencian@s que se tienen que autoexiliar en Fallas. Ciudadan@s tan vecin@s como cualquiera, que seguro disfrutan de los monumentos, las mascletas o la música de las bandas que alegran las calles durante esos días, es decir de aquello por lo que en noviembre las Fallas pueden recibir el reconocimiento de la UNESCO. Es el momento de aprovechar esta oportunidad, para llegar a un acuerdo histórico que permita reconciliar a toda la ciudad con las Fallas. Será nuestra mejor carta de presentación ante el mundo. Seguro.

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