­En los años 80, el Carmen no se parecía en nada a lo que es hoy día. El barrio se encontraba en un estado de degradación tal que era común encontrar personas con problemas de drogadicción en sus solares abandonados mientras en los despachos del ayuntamiento se comenzaba a plantear la posibilidad de tirar casi todo el barrio. Por las calles del centro histórico había, además, muchos coches abandonados. Un joven Miguel Wiergo, presidente de la Asociación de Vecinos del Carmen, decidió, junto a David Hammerstein y Emili Vermell, retirar estos coches abandonados y formar con ellos una barricada en la calle Serranos. Poco después, declaró la independencia del barrio.

Las anécdotas sobre la creatividad de Wiergo, que falleció el pasado viernes tras una larga enfermedad, se suceden entre quienes le conocieron tanto en su faceta de hostelero como en la de dirigente vecinal. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, reconoció ayer que la ciudad es ahora «un poco mejor» por la labor de Wiergo «durante muchos años» y le calificó de «encantador y muy luchador». También tiene palabras para él el vicealcalde, Joan Calabuig, que aseguró que era un dirigente «infatigable y apasionado por su barrio». Por su parte, el que fuera concejal de Urbanismo durante los gobiernos de Barberá, Alfonso Novo, destacó que Wiergo trabajó siempre en el interés «por restaurar el barrio del Carmen y Ciutat Vella». «No siempre teníamos puntos de vista coincidentes pero nos unía dar al barrio la relevancia histórica que se merecen», comentó Novo.

«Incansable» y «creativo» son los dos adjetivos que más se repiten. La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Maria José Broseta, lo calificó de «una persona muy cordial», alabó su labor de defensa de la muralla árabe y destacó que ayudó a que su barrio fuera «de otra forma».

«No se repetirá uno como él»

Hablaron también los dirigentes vecinales, aquellos que con décadas de lucha han ayudado a que Valencia sea como es ahora. Sol Romeu, expresidenta de la Asociación de Vecinos de l´Amistat y destacada defensora de El Saler per al Poble, dijo que Wiergo era «un hombre peculiar que no se repetirá en Valencia». «Ha sido un luchador nato, sobre todo por su barrio», indicó: «Era una voz discordante, muy valiente y muy particular. De esas personas que nos hacen falta siempre para no dormirnos».

Hammerstein, que trabajó con él codo con codo al frente de la entidad vecinal, destacó de Wiergo que se enfrentó «a la destrucción de cientos de edificios y la expulsión de miles de vecinos en unas actuaciones municipales que tomaron muy poco en cuenta las decisiones de los vecinos y la defensa del patrimonio». «En los 80 Miguel dio la cara y tuvo un papel muy importante en conseguir la oficina RIVA y en los momentos más duros conseguir la recolocación de centenares de vecinos», comentó. Recordó de él que en los 80, «organizó la primera gran manifestación bajo la bandera Salvem el Barri del Carmen. Después se reunió con Pérez Casado y planteó sus peticiones». Además, indicó que Wiergo dirigió Casa Petra, un conocido restaurante en la calle Roteros donde iban grandes políticos como Santiago Carrillo o Juan Goytisolo.

Alfonso Cortés, un histórico en Malilla, dijo que Wiergo «siempre luchó en primera fila». «A veces coincidías o no pero era uno de los tíos con más imaginación», dijo.

Carmen Vila, un nombre reconocido en el barrio de Aiora, comentó que Wiergo «era una persona muy original en todas sus reivindicaciones». «Era un hombre combativo y muy imaginativo. Movía masas», explicó Vila. Wiergo será incinerado hoy a las 11 horas en el Tanatorio Municipal.