­«Deu apreta, però no ofega». Eso es lo que debieron pensar los actores y actrices del Pilar, que tras siete años de liderazgo del Altar del Tossal, ayer besaron por primera vez el triunfo tras la publicación del fallo del jurado. Y es que este altar se lo llevó literalmente todo. La novedosa puesta en escena de «Les creus de Salamanca» encandiló al público y al jurado de estas representaciones vicentinas, que cada año ganan en calidad y profesionalización.

El Pilar fue la encargada, junto a otros cuatro altares, de poner el broche final a esta edición de Concurso de teatro, marcada por el poco margen de tiempo entre las Fallas y la Pascua. «Ha sido el año más duro y sacrificado que hemos vivido hasta ahora. Las fiestas han venido muy juntas y no ha habido tanto tiempo para ensayar como otros años», asegura Rafa Collado, director del Pilar, que se ha alzado con el premio a la mejor dirección. «Hemos pasado más nervios que en otras ediciones por el tiempo que teníamos. No ha sido una de nuestras ocho mejores representaciones a causa del ajustado tiempo que teníamos, pero aún así ha sido muy digna», reconoce Javi Doménech, presidente del Altar El Tossal tras siete años de liderazgo en el teatro vicentino.

Es un hecho que el tiempo ha sido el mayor desafío con el que se han encontrado los actores y las actrices infantiles de este año, ya que han tenido que sacrificar tiempo de ocio durante la semana fallera y la semana santa. Tanto es así que muchas familias han tenido que renunciar a más de una escapada durante la Pascua, con tal de primar los ensayos. «Son los niños quienes piden ensayar más. Sin el apoyo de los padres no sería posible realizar las representaciones», reconoce Rafa Collado, quien asegura que El Pilar tuvo que comenzar un poco antes a causa del poco margen de tiempo. «En octubre ya estábamos empezando las lecturas y los ensayos. Cuando comienzas a fijarte un nivel la presión es mayor», asegura Collado.

Cantera de artistas

Si hay algo que incentiva la fiesta vicentina, además del fervor por el santo patrón, es la inclinación por el teatro y la interpretación. Un gusto que queda patente en los más pequeños de los altares cuando suben por primera vez a un escenario para actuar en los Miracles.

«Algunos niños están acostumbrados a subirse al escenario desde los 6 años y aprenderse largos textos de memoria. Y no sólo eso, ya que están además habituados ha recibir una gran presión, ya que se encuentran en un concurso y saben que hay un jurado que califica su interpretación», explica el director de El Pilar, que añade: «Muchos comienzan en el teatro en el mundo fallero, y siguen en los altares. Desde pequeños se educan dentro del teatro. De hecho algunos pasan a acudir a escuelas de interpretación».

Para muchos, la interpretación deja huella en su ADN, ya que existen largas generaciones de vicentinos que pasan por el escenario, y lo transmiten de generación en generación. Es el caso del presidente del Tossal, Javi Doménech, que pasó de actuar en el Miracle, a director artístico, presidente de altar, para ser más tarde padre de un niño actor. «Es un honor contar con tantas generaciones vinculadas a los Miracles. Cuando deben irse la mayoría lloran de pena», asegura el presidente. Y es que los actores y actrices vicentinos no pueden rebasar los 14 años.

Por primera vez, la Junta Central Vicentina quiso ayer reconocer la labor de estos actores salientes, y les hizo entrega a cada uno de libros donde figuran todos los altares que conforman la festividad de Sant Vicent. José Javier Móner y Claudia España, actores del Altar del Sant Àngel Custodi son dos de esos actores que se retiran del teatro vicentino. «Todavía no nos lo creemos», reconoce Claudia con resignación. Cuando unos actores salen, otros pequeños entran en su lugar, a intentar estar a la altura del elenco de actores de su altar. «Es un continuo volver a empezar, para el que son muy importantes los voluntarios y los actores que ya han dejado els Miracles», explica una madre de Sant Àngel Custodi.

Debates abiertos

Los debates sobre la promoción de la festividad y la posibilidad de efectuar las representaciones únicamente en la calle han sido otros de los aspectos que han marcado la presente edición de Miracles. El Altar del Tossal fue uno de los que encabezaron las demandas por un mayor impulso a la fiesta vicentina, ya que consideran que esta no recibe la suficiente promoción por parte de las instituciones públicas.

«Estamos seguros de que casi el 90% de los valencianos no conocen el concurso de Miracles. No pedimos que nos paguen una mascletà, sino que se haga un mayor esfuerzo institucional para promocionar la fiesta. Creemos ciegamente en el producto», asegura Doménech. El presidente del Tossal tampoco duda en defender el escenario frente a la calle, a causa de las posibilidades que presenta un auditorio. «Perder el escenario sería un crimen. La iluminación, la música...enriquecen mucho el Miracle», asegura.

En este sentido, la Junta Central Vicentina está dispuesta a trabajar por el reconocimiento de los Miracles, que desde el 2015 están considerados BIC. «Intentaremos hacer lo que haga falta, incluso estudiar presentar las representaciones a la UNESCO», asegura Santiago Ruiz, vicepresidente de la organización de la fiesta patronal valenciana.