La devoción a Sant Vicent Ferrer pasa, en muchos casos, de padres a hijos. Éste es del matrimonio formado por Pedro Catalán Hurtado y Concepción Aznar Mocholí, que comenzó una saga en el altar de Russafa que, cuatro generaciones después, todavía perdura.

Según publica el semanario «Paraula», en su casa se vivía un ambiente «profundamente religioso» y la devoción a Sant Vicent y a la Virgen de los Desamparados era «algo muy importante». Pedro, el bisabuelo, fue una personalidad de relevancia en la sociedad valenciama de su época que tuvo diversos cargos públicos: concejal del Ayuntamiento de Valencia, 'cavaller jurat' (como lo son sus hijos Pedro y Xavier y su nieto Quico), miembro de la Cofradía del Santo Cáliz, entre otros.

Sus herederos mantuvieron un profundo arraigo al altar de Russafa, donde aún siguen. Los tres hijos del matrimonio (Pedro, Xavier e Inmaculada) continuaron la tradición familiar y en los años 50 y 60 del pasado siglo, participaron frecuentemente en «els miracles», como han hecho sus hijos y nietos.

Xavier asegura que su familia no es la única que ha mantenido a lo largo de cuatro generaciones el sentir vicentino. «En el altar de Russafa, hay que nombrar también a la familia Cerezo y la familia Danvila. En ambas se dan las mismas circunstancias y vivencias», explica. «Se da la circunstancia especial de que las tres generaciones hemos tenido el orgullo de representar la figura de san Vicente en 'els miracles''» reconoce Xavier. Así lo hicieron Pedro, su hijo Pedro y el hijo de éste, Cayetano. Y los hijos de Inmaculada, Toni y Pablo.

«Mis primeros recuerdos van unidos a mis primeros pasos como 'xiquet del miracle' siguiendo la estela de mi hermano Pedro al que admiraba por sus magníficas actuaciones, como las de mi hermana», explica Xavier.

La primera actuación de Xavier fue en el papel del «motiló», un frailecillo que acompañaba a Sant Vicent. Años más tarde escribió los «Llibrets de miracle»' para que fuesen representados por el Altar de Russafa. En total ha escrito nueve obras y logrado cinco premios de Lo Rat Penat.