Durante la campaña de excavaciones realizada hace ahora justo 20 años salió a la luz un tramo de más de 20 metros de longitud de la Vía Augusta. Por tanto, las ruinas de la calle Salvador estarían muy relacionadas con una parte del trazado de una de las mayores vías de comunicación del Imperio Romano, la que atravesaba la Península Ibérica hacia el sur. Ese hallazgo obligó incluso a los historiadores a replantear el trazado de la Vía Augusta romana. Según esos estudios, los vestigios serían unas de las ruinas romanas más antiguas de la ciudad.

Sin embargo, ahora se cumplen 20 años justos del abandono de este céntrico espacio, mientras la suciedad, los escombros y la maleza, que conviven con unos vestigios milenarios, parecen ser los únicos propietarios.

Dejadez tras la investigación

El abandono se produjo en cuanto concluyeron los estudios arqueológicos, en 1996, que sacaron a la luz un yacimiento romano de los siglos I y II antes de Cristo. La idea original era integrar los vestigios en lo que iba a ser la futura residencia de los presidentes de las Corts o una futura ampliación de la Cámara autonómica. Pero ni una cosa ni la otra. El proyecto quedó aparcado. En la actualidad, los restos romanos prácticamente no se aprecian y llaman mucho más la atención los restos de obra y, especialmente, la maleza ya que el descuido de este enclave es muy notorio.

La vista gorda con el Consell

Los vecinos denuncian que, como está vallada para preservar su interior, la zona se ha convertido en una escombrera. Hace un año, los residentes aseguraron que si el espacio hubiera sido de propiedad privada ya estaría limpio porque el ayuntamiento hubiera obligado al propietario a adecentarlo. Pero como el dueño es la Generalitat, el ayuntamiento ha hecho la vista gorda durante lustros, según los residentes.