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Otras formas, otras visiones

Se podrá estar a favor o en contra, indignado o eufórico con el fondo, pero nadie puede negar que la forma de hacer las cosas en cuanto a la gestión ha cambiado. El Ayuntamiento sigue con su intención de hacer partícipe al ciudadano de las cosas públicas, como ya hiciera a los pocos días de estrenar mandato con las jornadas de puertas abiertas para ver el edificio consistorial o el hecho de sortear la posibilidad de asistir desde el balcón a una «mascletà» durante las últimas Fallas. O la puesta en marcha del portal ciudadano para poder remitir quejas y sugerencias directamente a alcaldía, con mayor o menor acierto.

Tratando de definir con hechos esta legislatura como la de los pequeños gestos, esta vez le toca el turno al área de juventud. El verano se acerca, y los horarios cada vez más esclavos a los que muchos padres de familia se enfrentan crean conflicto a la hora de conciliar la vida familiar cuando termina el calendario oficial de clases y toca buscar actividades para mantener ocupados a los pequeños y jóvenes. Las vacaciones rara vez pueden disfrutarse durante un mes completo y esto lleva a muchos quebraderos de cabeza para tomar las decisiones adecuadas con respecto a la productividad del qué hacer de los hijos en estas calurosas y largas semanas.

El abanico de posibilidades ha ido creciendo. Hace décadas las acampadas y los campos de trabajo eran lo más destacado, y casi lo único, a lo que se podía optar desde lo público. Estiu Jove 2016 se ha presentado desde la concejalía de Juventud esta semana tratando de equilibrar con su programa la problemática del amplio abanico de edades, entre 3 y 35 años.

La autogestión se enmarca como el eje de un concepto cada vez más integrado en nuestras vidas y es la base para la idea estrella de estos talleres de verano, encargando a los jóvenes que gocen de plaza el diseño y desarrollo de la misma sede municipal de juventud de la calle Clara Campoamor. O adentrarse con los nómadas de la Comuna de Taouz, en Marruecos, donde un total de 35 jóvenes podrán desplazarse hasta el desierto del Sahara a lo largo de catorce días para convivir y conocer otra cultura y otro modo de vida. Talleres de producción musical, creación de cooperativas y agrosostenibilidad o diseño de mobiliario a través de reutilización de residuos son otras de las actividades planteadas por la concejalía para esta franja de edad que comprende entre los 18 y los 35 años.

Cambia la forma de asignar las dos mil quinientas plazas que se van a ofertar a principios del próximo mes y que comprenden esta iniciativa, con la suerte como único elemento afín para conseguir una vacante. Se acabaron las colas experimentadas por muchos padres cuando se asignaban los talleres por orden de presentación en registro. Esta vez un sorteo decidirá qué niños o jóvenes preinscritos podrán disfrutar de las diferentes actividades.

En definitiva, una visión diferente con respecto a otros años consolidando dos conceptos que los nuevos gestores suele remarcar en su habitual discurso: solidaridad y autogestión. Veremos qué depara el sorteo y si estas nuevas iniciativas se consolidan o no con los años. Y el método de asignación, aunque, por mucho que se intente desarrollar de una manera equitativa y justa, nunca llueve a gusto de todos cuando la demanda supera a la oferta. Muy pronto lo sabremos.

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