Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Divagaciones

Los teatros de Valencia a través del tiempo (IV)

Los teatros de Valencia a través del tiempo (IV)

En el siglo XIX el teatro estaba vivo y las representaciones suponían un rito€ Era el momento romántico en que hubo intentos de rescatar la lengua.

La afición por el teatro creó muchas salas, que ahora resultan curiosas: los Salones de los Camilos en el Hospital General; la Cofradía de los Sastres en el carrer de la Çequiola, que tomó su nombre de una pequeña acequia y también en la Plaza del Horno de San Nicolás; tras la expulsión de los franceses, se realizaron 38 representaciones con figuras corpóreas, que obtuvieron gran éxito.

Con La escuela de los maridos en 1832 se cerró la Balda, que había llenado la vida teatral del primer tercio del siglo XIX.

En vísperas de la guerra de Independencia el Hospital resucitó el proyecto de construir un nuevo teatro y adquirió varias casas de la calle de las Barcas, así como la ocupada por los ballesteros del Centenar de la Ploma. Los arquitectos Escrig y Sales revisaron los planos de Fontana y en un acto solemne el día 14 de enero de 1808 se puso la primera piedra del teatro Principal.

La falta de medios económicos retrasó la obra, que al fin abría sus puertas el 24 de julio de 1832, con una poesía del duque de Frías; la comedia Luis XIX el grande y un acto de la ópera La Cenicienta. La fachada no se levantó hasta 1854, bajo la dirección del arquitecto Zacarías Camaña. Otras nuevas salas se abrían al público: El Liceo Valenciano, fundado en 1836, trasladó su sede al antiguo noviciado del Temple.

Mateo Tomasí adquirió los solares del Convento de la Puridad de Valencia y emprendió la construcción del teatro de la Princesa, diseñado por Camaña. En 1853 se alzó el telón con la comedia El arte de hacer fortuna. El nombre del teatro, se debió a la primogénita de María Cristina: Isabel II. Más adelante pasó a llamarse «de la Libertad» Pero de nuevo recuperó su primitivo nombre, bajo el reinado de Alfonso XII.

Por aquellos años de 1800€ se inaugura el Patronato de la Juventud Obrera, (actualmente sala Escalante).

Se abrían numerosos teatros como La Marina en el Cabanyal, edificado sobre el primitivo de Las Delicias. El marqués de Vellisca, había transformado una espaciosa estancia de su casa en Benigánim en salón de espectáculos, siendo las representaciones a beneficio del Hospital. En aquella época, se podía asistir a cualquier función en un café teatro: el teatro Ruzafa, se inauguró en 1868, como café-teatro, pero fue destinado a espectáculos de revista y comedias valencianas. En 1876 se inauguraba el teatro Apolo representándose tres obras, una de ellas en valenciano. Se dedicó, de manera especial, al género lírico. Con el Apolo, se cierra uno de los capítulos más queridos y populares de la escena valenciana.

En 1893 se funda la sociedad El Micalet. A finales de siglo había un teatro veraniego en el Cabanyal que era punto de reunión en la temporada abierta al calor y a la relajación.

Llegó el siglo XX en el que se abrieron y cerraron numerosos teatros quedando en la memoria el inolvidable Eslava. Afortunadamente y gracias a la familia Fayos, el teatro Olympia, después de 100 años, sigue en plena vitalidad así como la popular Casa de los Obreros que se convirtió en un entrañable teatro: el Talia.

¿Superaran los baches teatrales y se mantendrán, los nuevos tiempos, fieles a la tradición teatral de nuestro País?

Compartir el artículo

stats