En el principio de acuerdo alcanzado el martes por el gobierno tripartito de la ciudad y la Autoridad Portuaria de Valencia, el primero renuncia a sus aspiraciones para la reversión parcial de la ZAL para uso público y huertos urbano. El puerto, por su parte, aleja su frontera y sus viales de tráfico pesado y cede espacios para poder completar, cuando haya financiación, el último tramo del jardín del Turia y regenerar la degradada frontera del barrio de Natzaret. El acuerdo ha causado una «gran decepción» entre los vecinos expropiados de la Punta, que perdieron sus casas y sus campos de cultivo para la construcción de la Zona de Actividad Logística del Puerto. Así lo explicó la portavoz de la Asociación La Unificadora de la Punta, Mª Carmen González, quien explicó que llevan meses intentando que el alcalde, Joan Ribó, les reciba.

Los vecinos expropiados de la Punta, muchos de los cuales arrastran secuelas psicológicas por el dramático proceso de desalojo que sufrieron, recuerdan que la reversión de la huerta fue una de las promesas electorales del actual alcalde. «El mismo que abanderaba la salvación de la huerta ahora nos da la espalda y firma un convenio con el puerto para mantener la ZAL porque costó mucho dinero», se lamenta Mª Carmen González, quien advierte de que la vía judicial seguirá abierta hasta que las cosas «se hagan de manera legal». Aseguran que la sentencia que anula parcialmente la ZAL por carecer de estudio ambiental les reconoce sus derechos como propietarios. «Seguimos siendo los más castigados, pese a tener 12 sentencias a nuestro favor y al maltrato psicológico que sufrimos», quien insistió en que todavía están esperando que el alcalde se reúna con ellos.

Un corredor verde

El acuerdo alcanzado el martes entre el puerto y la ciudad prevé la ampliación del carril-bici existente entre Natzaret y el Parque Natural del Saler para crear un corredor verde, con ancho suficiente para ser pisable y con un tratamiento paisajístico apropiado. El puerto se ha comprometido a dignificar este carril y para ello está dispuesto a ceder espacios en la ZAL, si bien no renunciará ni en todo ni en parte, como reclamó Ribó, a la comercialización de esta zona logística.

Participación ciudadana

Los vecinos de Natzaret, mientras, recibían con una mezcla de esperanza el preacuerdo anunciado el martes por el Ayuntamiento de Valencia y la Autoridad Portuaria para alejar la frontera portuaria de la ciudad y liberar espacio para la creación de un parque de desembocadura y un corredor verde que que conecte este espacio con Natzaret, la Punta, Pinedo y el Saler. Julio Moltó recordó que se cumplen ahora tres décadas del convenio puerto-ciudad que arrasó la playa de Natzaret en aras de la expansión del puerto y que preveía una serie de compensaciones y mejoras para el barrio que todavía no se han ejecutado. Así lo explicó el portavoz vecinal Julio Moltó quien valoró que «por primera vez en muchos años el ayuntamiento ha defendido los intereses del barrio ante los abusos del puerto».

Los vecinos aseguran que por primera vez han sido tenidas en cuenta sus peticiones si bien recalcaron que están «escarmentados» y esperan a ver en qué se traducen todas las medidas anunciadas. En todo caso, recalcó Moltó, estas deben ir precedidas de un proceso de participación ciudadano para que los vecinos de los barrios afectados decidan.

Una sentencia crucial

En este sentido recordó que en el futuro de la Zona de Actividad Logística (ZAL) del puerto no se está teniendo la opinión del casi medio centenar de vecinos, en su día expropiados y desalojados de sus alquerías de la huerta de la Punta, a los que la sentencia judicial que anula parcialmente la ZAL les ha dado la razón.

«El puerto no es el único propietario de la ZAL», declaró Moltó. «Hay otros 45 propietarios que tienen algo que decir y que seguramente van a pedir la reversión de la huerta que se destruyó para hacer la zona logística». «La administración debería sentarse también a negociar con ellos», apostillaba, dándoles la razón en su reclamación sobre la reversión prometida por el equipo de Joan Ribó.

Moltó valoró la decisión del puerto de desplazar la rotonda que invade el tramo final del viejo cauce para poder liberar espacio para construir un gran parque de desembocadura. «Está por ver de dónde viene la financiación para hacerlo», dijo el dirigente vecinal. «Queremos ver como se refleja sobre los planos» lo que el presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia, Aurelio Martínez, calificó de «acuerdo histórico».