El Colegio del Arte Mayor de la Seda muestra desde su reinauguración del viernes como museo un aspecto imponente, lleno de luz y vida que poco tiene que ver con el que mostraba apenas hace 24 meses. Los años de lucha del gremio histórico del barrio de Velluters y de la sociedad civil pusieron en evidencia el estado de abandono del edificio y de la institución por parte de las administraciones local, autonómica y central.

Levante-EMV tomó la iniciativa desde el primer momento y en sus páginas recogió esta reivindicación e informó con detalle a la sociedad valenciana de la calamitosa situación del monumento histórico. Tuvo que ser una entidad privada, la Fundación Hortensia Herrero, la que dio un paso al frente para rescatar el inmueble con una rehabilitación de casi dos millones de euros y su transformación en el Museo de la Seda de Valencia. El camino ha sido largo y enmarañado para una institución cinco veces centenaria que llegó a temer el derrumbe de su «casa».

Deterioro y pillaje

Ya en diciembre de 2000, este diario recogía de que un informe en manos de la Conselleria de Cultura desde 1998 advertía del «peligroso estado de conservación» del Colegio de la Seda y de que incluso había sido víctima de pillaje. No fue hasta 2007 cuando la Generalitat aprobó un presupuesto de 1,6 millones para rehabilitarlo, un proyecto que nunca llegó a ejecutarse.

Mientras el edificio esperaba en un estado lamentable, el gremio recibió con estupor la noticia que publicaba este periódico el 18 de febrero de 2010. El Ayuntamiento de Valencia, gobernado por Rita Barberá, y la Generalitat planeaban levantar un edificio para explicar el barrio de Velluters y su historia sedera con un coste de 3,3 millones de euros. Como informó este diario, el complejo se quería construir a tan sólo 150 metros del ruinoso Colegio de la Seda.

Vicente Genovés,ya por entonces presidente del Colegio, recordó tras leer la noticia que Velluters ya contaba con un edificio que era «historia viva», el cual esperaba la rehabilitación. Por entonces la única actuación había sido un apuntalamiento de emergencia. La reacción de la alcaldesa fue echar balones fuera, asegurando que no era «su responsabilidad». Las obras en el aparcamiento subterráneo de la calle Vinatea habían dañado la estructura del Colegio, cuyo arco de carga estaba apuntalado, pero todos miraban a otro lado.

Desalojo del edificio

La situación llegó a tal extremo que el 22 de febrero de 2010 el Colegio de la Seda inició el desalojo por riesgo de derrumbe. De allí salieron, como atestiguaron las imágenes publicadas por el periódico, telares, mobiliario y otros enseres.

Paralelamente, en la calle, los vecinos, comisiones falleras y asociaciones se concienciaban de la necesidad de recuperar esta pieza única del patrimonio valenciano, lanzando varias campañas de movilización por ejemplo con el reparto de miles de lazos para recaudar fondos, o impulsando incluso la creación de «Salvem el Colegio de la Seda».

Los valiosos y admirados azulejos policromados del edificio que hoy son una parte indispensable del museo llegaron a sufrir un intento de robo ese mismo año, obligando a la policía a llevar a cabo labores de vigilancia. Estas pequeñas obras de arte fueron retiradas en marzo, después de que la presión social hiciese que la Generalitat realizara una intervención de urgencia con un coste de 50.000 euros , que también incluyó la consolidación del arco del zaguán. En julio de 2010 acabaron las obras de emergencia con la colocación de una plancha metálica para sujetar la estructura del Colegio. Sin embargo, dos años después una parte de la medianera del edificio cayó a la vía pública. Tres meses estuvieron los cascotes tirados en la calle.

Más espejismos

En mayo de 2013 el Colegio creyó ver la luz al final del túnel tras firmar un convenio con el ayuntamiento para rehabilitar el edificio, accediendo al 1% cultural, un fondo para patrimonio del Ministerio de Cultura. No era más que otro juego de espejos. Un mes después el gobierno municipal lo descartó por la insuficiencia de fondos del programa y la saturación de proyectos. Meses después optó por incluirlo en el listado de proyectos del Plan Confianza de la Generalitat.

Tampoco llegó en este caso el salvavidas de la administración, ya que la Fundación Hortensia Herrero apareció en escena, comprometiéndose a recuperar el Colegio mediante una inversión millonaria, y a dejarlo luego en manos del gremio. Como recordó la mecenas en la inauguración del Museo de la Seda, decidió apostar por el Colegio tras leer su odisea en la prensa, una odisea que Levante-EMV desveló machaconamente para impulsar una solución.