La nueva política de asistencia social integral y «sin colas» del tripartito se ha traducido en lo que va de año en un incremento de más del 30% en el número de solicitantes de ayudas de emergencia „para el pago de alimentos, luz y agua„ al Ayuntamiento de Valencia. Entre enero y junio de este año se han registrado 6.277 solicitudes frente a las 4.191 del mismo periodo en 2015, que acabó con 9.000 solicitudes.

Se trata de un modelo que apuesta por «dar ayudas económicas directas a las personas que lo necesiten en vez de bolsas con comida que en muchos casos no se adaptan a sus gustos y necesidades», explicó ayer la delegada de Desarrollo Humano, Consol Castillo. La concejala hizo ayer balance del primer año de gestión al tiempo que presentó una nueva campaña divulgativa de los centros sociales de la ciudad con el objetivo de «desestigmatizar» y «normalizar» el uso de este tipo de recurso. «El centro social debe ser como el ambulatorio». Con esta campaña, bajo el lema «El centro de tu bienestar», la concejalía refuerza al nuevo modelo de asistencial del tripartito «sin colas» y de carácter integral, que quiere desmarcarse de la anterior política del PP centrada en las ayudas para el reparto de comida.

El objetivo, explicó ayer Castillo, es dar una atención integral a través de los centros sociales que abarque manutención, vivienda, trabajo u orientación política. En este sentido el ayuntamiento ha reforzado la línea de ayudas económicas directas a través de un programa de ayuda a la exclusión (PAES) dotado con 440.000 euros. Se trata de una especie de renta básica, de alrededor de 400 euros mensuales, similar a la que concede la Generalitat, de la que en la actualidad existen ya 60 familias prestatarias. Se trata de una renta regular, mes a mes, que en caso de que la situación familiar mejore se deja de conceder.

Estas ayudas económicas directas «se ingresan en la cuenta del banco porque estas personas no son delincuentes, están en situación de exclusión y confiamos en que lo gastarán en lo que necesiten», destacó Castillo. Además, el ayuntamiento también concede las citadas ayudas de emergencia social no periódicas, de entre 370 y 500 euros, para la compra de alimentos y el pago de los recibos de agua y luz.

El nuevo gobierno del tripartito (Compromís, PSPV y Valencia en Comú) quiere acabar con las llamadas colas del hambre y dignificar la asistencia social tanto para los usuarios «estructurales» como para las personas y familias que por circunstancias como el desempleo necesitan una ayuda para salir adelante.

El nuevo gobierno local ha reforzado y centralizado las inversiones en materia social. Este año el presupuesto de Desarrollo Humano se ha duplicado en relación a 2015, hasta los 5,2 millones de euros. Castillo también se ha comprometido a aumentar la plantilla de los siempre infradotados centros sociales en 13 personas. La ciudad cuenta con once centros sociales, una cifra «insuficiente», explicó Castillo, sobre todo si los comparas con los 50 centros para mayores construidos en los últimos años de gobierno del PP.

Castillo anunció la creación de dos nuevos centros sociales, uno en Russafa „en una de las naves del Parque Central„ y otro en el Cabanyal, que se financiará a través del reformulado plan Confianza y cuyo principal obstáculo es que la vivienda donde se va a ubicar, de titularidad municipal y situada en la calle de la Reina, está ocupada. Además se va a destinar un nuevo equipo de asistentes sociales a las pedanías de Pobles del Sud. «Queremos que la gente tenga claro que su interlocutor es el centro social» así como acabar con las situaciones de discrecionalidad que se han producido con algunas organizaciones, explicó Consol Castillo, en alusión al Banco Solidario „antes Banco de Alimentos„. El ayuntamiento ha suprimido la ayuda de 800.000 euros que daba al Banco Solidario, una de las encargadas de la gestión de los alimentos a personas necesitadas. Castillo justificó la supresión de esta ayuda porque el 87% iba a parar al pago de nóminas, porque había quejas sobre la calidad de los alimentos y porque actuaba como una especie de «empresa pantalla».