Dentro de un mes, los Juegos Olímpicos empezarán un viernes con la ceremonia inaugural. Pero, desde dos días antes, ya se estarán celebrando partidos del torneo de fútbol. Más o menos lo mismo es lo que ha pasado con la Gran Fira de València, que celebrará hoy, también un viernes, su ceremonia, pero que ayer ya estaba en la calle. Se notaba a base de risotadas en la Plaza del Pilar, donde los monologuistas de la final del Café Teatro duraron hasta pasada la medianoche y que, con entrada gratuita porque es «a la fresca», repetirán hoy y mañana. Oscar Tramoyeres se permitió, pues, la licencia de cortar una cinta para, entre alusiones a las inauguraciones de Rita Barberá y la cercanísima presencia de la sede de Compromís, construir las primeras paridas.

En la misma plaza se instalaron puestos de fruta fresca, que también despacharán hoy y mañana. Se trata de una iniciativa experimental del ayuntamiento que, si tiene éxito, se repetirá en otros eventos: puestos de venta de fruta de mercados municipales que muestran su interés entran en un sorteo para poder vender su producto (frutas a pelo, combinados, granizados...) en puestos instalados por la concejalía de Carlos Galiana. Tres de Russafa y uno de Rojas Clemente, de diferente tipo „ecológico, latinoamericano, especializados en decoración...„ permitieron que los asistentes a los monólogos no se saciaran a base de otros alimentos más grasientos.

Y para hoy llega el pregón verdadero. Porque el cocinero Ricard Camarena, personaje de consenso y de incuestionable relieve, se dirigirá al público en la plaza del ayuntamiento desde el «Correfira» (la furgoneta-escenario que recorrerá los barrios) antes de encender la traca corrida. Una exhibición de raperos dará tiempo al espectáculo de Xarxa Teatre.

Las actividades deportivas, metidas en el saco de la Gran Fira, rellenan un programa en el que, desde hace un cuarto de siglo, uno de sus grandes pilares son las preselecciones de la corte de honor, que aportan muchos asistentes y las desiguales dosis de alegría y frustración. Tres de ellas inauguran el ciclo. En el Marítimo empiezan las jornadas de Moros y Cristianos y en Viveros, los conciertos.

El nuevo consistorio hace, de esta manera, su particular apuesta por una Fira que, en los últimos tiempos, ha recuperado el pulso (antaño estuvo a punto de desaparecer) y que ha optado por dar juego a los barrios. Quieren convertirlo en la segunda gran fiesta de la ciudad. Dependerá mucho de la respuesta ciudadana, cuando Valencia empieza a perder ciudadanos rumbo al descanso.