La prohibición del «bou embolat» en la ciudad de Valencia ha causado una honda decepción en los colectivos taurinos. Sobre todo, por las circunstancias en que se produjo: por el desencuentro entre el Partido Popular y Ciudadanos. Con esta derrota parlamentaria surge ahora un problema: ¿puede haber efecto contagio? Lo cierto es que la Unión Taurina de la Comunitat Valenciana no se ha concedido ni un minuto de tregua e inmediatamente se ha lanzado a la arena política. En concreto, ha solicitado la celebración de una mesa en la que estén representados todos los partidos y todas las instituciones generales para, tal como aseguraba su presidente, Vicent Nogueroles, «poder acabar con una situación que no es agradable para todos, escucharnos y llegar a conclusiones. Porque esto, ahora mismo, ya no es un problema técnico, sino un problema político».

Se basa para ello en que «los toros son ahora un instrumento para la pugna política. Si un partido lo defiende, el otro lo ataca o viceversa. Y no queremos estar en medio, sino que queremos que se respeten todas las opiniones para poder llegar a acuerdos y volver a una cierta normalidad». Nogueroles asegura que, por ejemplo, entre los abolicionistas (los partidos más a la izquierda) no existe unanimidad. Y hace referencia sobre todo a Compromís. «El ayuntamiento de Valencia vota en contra, aunque sabemos que no todos pensaban así. Pero luego hay numerosos alcaldes de ese mismo partido que aseguran que no están de acuerdo. Y lo estamos viendo porque son partidos que están ayudando igual o más que los anteriores alcaldes, a la hora de subvencionar los festejos».

«Sin perder ni un minuto»

La reunión «para la que no podemos perder ni un minuto» la han pedido al director general de espectáculos públicos, José María Ángel, una persona que siempre ha mostrado sus simpatías por el mundo del toro «pero que también sabe escuchar al que no le gusta». Según Nogueroles, en esta «taula» estarán representados todos los partidos con representación «pero convocamos nosotros porque si esto lo propone un partido político, sabemos que está condenado al fracaso: entonces, el partido antagónico no querrá saberse nada».

No entiende a Ciudadanos

De lo vivido en el ayuntamiento, Nogueroles se queda con algunas conclusiones: «de la votación, me parece increíble que los que están a favor de los toros no se pusieran de acuerdo. Sinceramente, no entiendo el voto en contra de Ciudadanos. Si la propuesta es del Partido Popular, no creo que haya por qué negarse a apoyarla. Nadie les va a decir que se comportan como el hermano menor. Al final, lo que sucede es que se pierde la votación». Y también mostró su lástima «por que un político tenga que hacer como que se va al cuarto de baño (en alusión a Ramón Vilar) por tener que responder a una disciplina de grupo. Se agradece que defienda los toros y es una lástima que los políticos se vean maniatados. De hecho, estoy seguro que algún concejal más habría votado a favor de los toros. Estoy convencido». A la vez, asegura que en el «cap i casal» «no van a parar: lo siguiente será ir a por la Plaza de Toros».

No ser moneda de cambio

El también directivo de la Federación de Bous al Carrer pide «que los toros no sean la moneda de cambio entre políticos. No queremos que diriman sus diferencias poniéndonos a nosotros en la mesa».

¿Y se puede producir ese efecto contagio en otras poblaciones? «Se puede correr ese riesgo en "pueblos grandes"; es decir, en aquellos que son más urbanos que rurales. Los del área metropolitana. En los pueblos más pequeños, que conservan la esencia de pueblo, estamos convencidos de que no va a haber ningún problema porque, como he dicho, incluso los políticos de los partidos que en Valencia han votado en contra nos dicen que ellos no piensan igual».

Y recordó que el toro es una industria «de la que podemos poner en riesgo muchos puestos de trabajo. Y no sólo de los ganaderos, sino de todos aquellos que intervienen. Hasta las empresas de ambulancias están preocupadas porque saben que en verano hacen la temporada y les sirve para tirar el resto del año». Lo que pretenden, pues, con esta mesa „en la que también habrá representantes de las tres diputaciones„ «es acabar con el revuelo social y conseguir el respeto que merecemos por lo que somos y representamos».