El de ayer fue el último fin de semana en el que los usuarios de automóvil recorren la fachada marítima a unas velocidades moderadas si cumplen la normativa y altas si la rebasan. A partir de mañana, martes, se impone la velocidad «pacificada» o, lo que es lo mismo, el límite a 30 kilómetros por hora, similar al que se exige en el centro de la ciudad. Afectará a las calles Isabel de Villena y Eugenia Viñes.

Una decisión que la Concejalía de Movilidad Sostenible considera que convertirá el tránsito humano por la zona como «más seguro y agradable para todas las personas».

«La particularidad de esta decisión -aseguraban en la delegación- es que ha emanado del personal y técnicos del propio Centro de Gestión de Tráfico, a raíz de una operación para corregir una irregularidad en el diseño viario de este entorno del marítimo. El origen se ubica en el proceso de eliminación de los pulsadores para ordenar el flujo peatonal en los semáforos de la zona».

La justificación de esta decisión está en la escasa operatividad de aquellos pulsadores. «Hacen que entre el momento de petición de verde y el momento en que cambia el semáforo el periodo de espera sea en ocasiones largo, lo que generaba que los peatones cruzaran en rojo, infringiendo la señalización. Además, los pulsadores, estaban mal ubicados en la zona, pues la presencia de peatones es muy importante durante todo el año. Y todo ello, sin contar que en su ubicación tampoco se había previsto que necesitaran pulsarlos personas en sillas de ruedas.

La solicitud de establecer estos límites no fue iniciativa de la concejalía sino del Centro de Tráfico, a lo que la delegación mostró, eso sí, su disposición a ello. La medida ha incluido el diseño de «puertas» -espacios especialmente señalizados- que ayude a identificar la entrada a la zona pacificada, y se instaurará con la señalización necesaria a lo largo del día de hoy, lunes, para que entre en funcionamiento -con el conocimiento de la Policía Local- a partir de primera hora de mañana martes.

Se trata de una gran paradoja, ya que parte de personas que circulan a velocidades altas por esas calles son los mismos que, una vez encontrado aparcamiento, cruzan las calles para acceder a las playas.