La estrategia del Consorcio Valencia 2007, con Vicent Llorens al frente, ha dado un giro en relación al uso de las antiguas bases deportivas. Los anteriores responsables de la gestión de la Marina Real Juan Carlos I derribaron varias bases deportivas, concebidas como construcciones efímeras, para liberar el anillo de la dársena histórica. En concreto se demolieron dos de las 12 bases deportivas, la del equipo chino, al sur de la dársena, y la del Luna Rossa, al norte, junto al Tinglado 2. La política de los actuales gestores es la de no derribar más bases e incluso rehabilitarlas manteniendo su estética y estructura, rentabilizando al máximo la inversión millonaria que se hizo en estos edificios.

En este sentido, el Consorcio Valencia 2007 está preparando la licitación del proyecto de rehabilitación y gestión de la base del Alinghi, un diseño del arquitecto valenciano José María Tomás, cuya terraza con vistas panorámicas se encuentra muy deteriorada. A falta de definir el plan de usos, la idea inicial es destinar la que fue base del defensor de la Copa del América 2007, el equipo suizo Alinghi, a espacio de promoción creativa y de diseño.

En el plan de usos para la Marina Real Juan Carlos I aprobado en la pasada legislatura, que ahora está revisión por su excesiva terciarización, las bases deportivas se dejaron fuera de ordenación, aunque se permitía su aprovechamiento e incluso transformación hasta el final de su vida útil. Así lo ha hecho la Fundación EDEM y Lanzadera con su centro de innovadores que ha supuesto la remodelación de tres de las bases deportivas ubicadas al norte de la dársena (Shosholoza, +39 y BMW Oracle) y la inversión de 17 millones de euros. Dos de las doce bases que había inicialmente en la marina han desaparecido. De las diez existentes solo quedan libres cuatro, tres al sur de la dársena y una al norte, la del Alinghi.

Bankia es una de las interesadas por las bases deportivas disponibles para la puesta en marcha de un vivero de empresas de servicios financieros. Tal como avanzó este diario, el Consorcio también está evaluando el proyecto presentado por la empresa cervecera americana Coors para instalar una microcervecería en la base del «New Zealand». Las bases, algunas de uso compartido, se consolidan así en la antigua dársena.