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La Valencia de ayer

Casi siglo y medio de Feria de Julio

Una investigacion realizada por Paco Gascó y Arturo Cervellera permite conocer la fiesta desde sus inicios

Casi siglo y medio de Feria de Julio

La Alameda ha sido el lugar donde tradicionalmente se instalaba la Feria de Julio. Eventos lúdicos que realizaba la ciudad para evitar que sus vecinos abandonaran la ciudad y para atraer a la población forastera que venía a asistir a las corridas de toros de San Jaime y Santa Ana.

El arco del marques de campo

El 20 de julio de 1871 se inauguró la primera Feria de Julio, con una brillante cabalgata que recorrió el centro de la ciudad y finalizó en la Alameda. Con el fin de engalanar y dar más empaque a la Feria de Julio, el marqués de Campo dispuso y costeó un gran arco iluminado proyectado por el ingeniero Antonio Revenga y decorado por Francisco de Rojas. De estilo neomudejar ecléctico, estaba equipado con luz de gas (de la compañía de Campo) y cristales. Como anécdota decir que la instalación corrió a cargo de los presos de las torres de

Serranos.

Un arco de estilo japones

En 1889, aprovechando el arco que la diputación instaló el año anterior en la calle de San Vicente para la visita de la Reina Regente, se montó en la Alameda para la Feria de Julio. Realizado por los hermanos Alós, tenía 28 metros de altura y su cúspide era accesible.

La gran cuadriga

En 1931 se instaló el tercer arco del que se tiene constancia. Disponía de cuatro columnas que sostenían el entablamento sobre el que se dispusieron unas figuras y coronando la puerta, una gran

cuadriga.

Bailes y recepciones

Los pabellones del recinto ferial eran espacios reservados para la aristocracia y la burguesía de la ciudad. En ellos se celebraban recepciones y bailes de etiqueta. Fotografía de Antonio Garcia de 1873.

Pasarela de acceso de madera

Desde 1886 se dispuso de una pasarela peatonal sobre el rio Turia, a medio camino entre el puente del Mar y el del Real. Realizada en madera, se instalaba días antes de la feria y se desmontaba al acabar la misma. Su explotación se adjudicaba por concurso publico y era de pago.

El Tranvía ruso

Con el fin de mejorar el acceso a la feria vadeando el río, se estableció en 1888 un transporte por vía con vagones. Durante tres años prestó su servicio al público por 5 céntimos de la época el trayecto.

El pabellón municipal

En 1926 el Ayuntamiento instaló un pabellón construido por Carlos Cortina, que se repetiría cada año hasta 1972. Era totalmente de madera y se montaba y desmontaba cada año. En 1972 se montó por última vez. Fue en 1973 cuando la corporación municipal decidió trasladarlo a los Jardines del Real. En 1981, rachas de viento huracanado lo derribaron.

Cebada y limon granizado

Poco a poco fue ampliándose la feria. Además de los pabellones, en la fotógrafía el pabellón municipal, se instaló un circo, un barracón con figuras de cera, puestos de juguetes, pasteles y baratijas. Lo más solicitado eran los kioscos de horchata, agua de cebada, limón granizado, sandías y mazorcas de maíz asadas en un fogón de carbón.

La batalla de flores

Se celebró por primera vez en 1891 impulsada por Pascual Frígola y Ahís, barón de Cortes de Pallas, presidente de Lo Rat Penat. Aquel año desfilaron treinta coches de caballos ocupados por muchachas de la alta sociedad, las cuales simularon una incruenta batalla lanzando margaritas tanto a los espectadores que ocupaban las terrazas de los pabellones como a las ocupantes de otras carrozas. Al termino de la guerra floral, un jurado otorgaba diferentes premios al mejor carruaje y grupo de participantes. Al final de la contienda el suelo de la Alameda quedaba convertido en una gran alfombra con los colores de las flores.

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