Una mínima expresión a través de las redes sociales por parte del artista Enrique Burriel se ha convertido en la espoleta para darse cuenta que la Batalla de Flores empieza a pasar sus particulares umbrales también en algo que siempre había pasado desapercibido: la competición por los premios de las carrozas. «Qué poca vergüenza». Y es que el fallo de los galardones, especialmente el de la categoría Extraordinaria A, se ha convertido en un motivo de debate. No tan encendido como cuando llega el 16 de marzo, pero ya con la suficiente energía como para darle un nuevo impulso sin el que no se entiende mucha parte del calendario festivo: la competitividad.

La máxima categoría estaba formada por cuatro carrozas y la victoria, el premio Barón de Cortes, fue a parar a la carroza realizada por el empresa de los herederos de Gaita y Roda, con diseño de Marina Puche y realización de Ximo Esteve. El primer premio (técnicamente, el segundo), fue para Alfredo Demets; el segundo, para el proyecto de Jordi Palanca con diseño de Rafa Vilche y el tercero, para Oscar García y Enrique Burriel.

El veredicto ha suscitado críticas entre los perjudicados, porque no sólo Burriel mostró su desagrado. También Jordi Palanca aseguró no estar de acuerdo con su galardón. Y, por contra, Ximo Esteve, el gran triunfador del año al intervenir en la carroza ganadora y en la ganadora en Extraordinaria B, replicó asgurando que «pese a que muchos opinen lo contrario, los que trabajamos haciendo fallas, sabemos lo que lleva de trabajo un producto acabado, lo otro es una pataleta». Curiosamente, el veredicto ha suscitado un cruce de defensas y quejas entre artistas que tienen los talleres prácticamente pared con pared.

Críticas al Consell de la Joventut

Otro de los aspectos que ha dejado para el debate la Batalla de Flores fue la actitud de los participantes del Consell de la Joventut de València, cuyos participantes han recibido un auténtico aluvión de críticas por lo que se considera una actitud inadecuada dentro del festejo. El Consell se incorporó este año a las entidades invitadas, dentro del deseo de Cultura Festiva de invitar a entidades que, hasta ahora, habían sido ajenas al festejo. Los participantes, sin embargo, acudieron sin ningún tipo de disfraz —algo que se considera inherente al acto, como hicieron sin excepción todos los demás participantes, salvo las que iban vestidas de valenciana, aunque en otras ediciones también se ha visto grupos que iban de paisano— y la actitud antes y durante el recorrido se consideró inadecuada, desde la forma de lanzar las flores al público hasta por ingerir bebidas alcohólicas antes del festejo. Recibieron el último premio.

La Batalla de Flores concluyó con la sensación de haber alcanzado un listón que, de momento, sería el que habría que mantener en los próximos años, a la espera de que la asistencia se estabilice, crezca o descienda. El récord absoluto de este año es un éxito de convocatoria incontestable, pero requerirá de una readaptación. Por ejemplo, obligaría a aumentar la contrata de clavellones —cada palco disponía de dos cajas, que sobre todo para los principiantes se antojaba pocos—. Y también parece imponerse una reducción en el desfile previo a la batalla, que duró más de una hora, como evitarse la primera vuelta de exhibición y entregar los premios inmediatamente.

Incumplimientos según C’s

Por su parte, la concejala de Ciudadanos (C´s) Amparo Picó criticaba a Pere Fuset por incumplir su programa electoral de incluir agosto en la oferta cultural de la Gran Fira. «Se comprometieron a que la Feria de Valencia fuera un paraguas cultural, de julio y agosto, en su programa electoral, pero, al final solo se ha celebrado durante el mes de julio». Sobre el presupuesto, la concejala pedirá explicaciones del gasto «porque creemos que de lo previsto inicialmente a lo definitivo existe una diferencia notable», además de reclamar la bandera de España.

Fuset, satisfecho por un modelo de Fira «plural y atractivo»

El concejal responsable del área de Cultura Festiva, Pere Fuset, se mostraba ayer «muy satisfecho por la unánime y positiva respuesta ciudadana» a la propuesta municipal de la Gran Feria de Valencia según un «modelo renovado, más plural y atractivo para todo tipo de públicos, edades y gustos». Fuset habla ya de una «Feria resurgida y descentralizada para incluir todo tipo de actividades y espectáculos, que ha llegado a todos los rincones de la ciudad y a todos los públicos». Después del colofón de una Batalla de Flores «más participativa, multitudinaria, y con más carrozas que nunca», se refería también al aspecto relacionado con la recuperación de tradiciones para enmarcarlas dentro del paraguas de la Gran Feria de Julio, y también de iniciativas, como el Circuito Café Teatro o las Serenatas del Patriarca, que este año por primera vez han sido incluidas en una Feria «que además de su potencial cultural y social ha demostrado tener un gran potencial y económico sobre la ciudad, cómo ha reconocido recientemente la propia Federación de Hostelería». Según Fuset han sido más de 250 actividades diferentes en 86 diferentes escenarios.