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Cañas y barro

Valencia y las Olimpiadas

Valencia y las Olimpiadas

Hace apenas dos días que comenzaron los Juegos Olímpicos en Brasil, concretamente en Río de Janeiro y este gran acontecimiento mundial me ha hecho recordar que también Valencia ha sido olímpica. Bueno, exactamente fuimos subsede olímpica cuando por fin en el verano de 1992 España tuvo la oportunidad de celebrar unos Juegos Olímpicos en Barcelona y nuestra ciudad acogió importantes partidos de fútbol no sólo de la primera fase, también de los cuartos de final y la semifinal en los que participó y ganó la selección española.

Pero, además, también recuerdo otro acontecimiento que vivimos los días previos con especial cariño e intensidad y fue el paso de la antorcha olímpica por muchas calles y barrios de nuestra ciudad. Y como la llama olímpica no se puede apagar, «durmió» una noche en el Ayuntamiento de Valencia, concretamente en el salón de cristal y fueron muchos los valencianos que durante las horas que permaneció allí custodiada por la Policía Local con el uniforme de gala, se acercaron a verla y se fotografiaron con ella, como muestra del gran acontecimiento histórico que suponía para nuestra ciudad el paso de la llama olímpica.

Eran mis primeros meses en el Ayuntamiento de Valencia y los viví de una forma muy intensa y apasionada no sólo porque soy una entusiasta del deporte y de todos los valores que hacerlo implica, sino también por la gran responsabilidad que fue para mí no sólo la oportunidad de diseñar el recorrido de la antorcha olímpica por calles y barrios de nuestra ciudad, también elegir y asignar los tramos del recorrido a personalidades y voluntarios del mundo del deporte, vinculadas con nuestra ciudad y por supuesto, una experiencia entrañable que me permitió conocer a muchas personas con una calidad humana impresionante, ya que al margen de medallas y atletas, para mí los grandes protagonistas de los Juegos en Valencia fueron sus voluntarios olímpicos.

Nuestra ciudad se volcó como nunca antes, y hoy quienes participaron en aquello, tenemos un orgullo común: haber sido voluntarios en los mejores Juegos de la historia. Los voluntarios olímpicos eran de una categoría especial y para ellos esa responsabilidad implicaba no sólo el respeto a los demás, y un gran espíritu de colaboración y todo ello siempre con una sonrisa: ¡Era vivir en una burbuja de alegría permanente durante esos 15 días! Por eso desde esos Juegos Olímpicos disfruto siempre de lo que implica unas Olimpiadas porque el movimiento olímpico nos une y construye puentes entre culturas; además en el deporte somos todos iguales y no importa la raza, ni el género o la religión, y mucho menos, la política.

El deporte conlleva la Paz y juntos podemos cambiar el mundo para hacerlo mejor. Este año se celebran los Juegos justo en un momento en el que en España todavía no tenemos gobierno, y podrían ser un ejemplo de cómo un enorme grupo humano se pone de acuerdo en algo mientras aquí, todavía no existe el consenso para decidir quién nos gobernará.

Sería bueno que aprendiéramos de esos valores de compañerismo, compromiso y querer hacer las cosas bien, las que nos enseñarán estos Juegos, porque con esos valores podemos ser un ejemplo para nuestras futuras generaciones sabiendo que España es un país que puede salir adelante con ese compromiso por un futuro mejor.

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