Un mes después de que el Ayuntamiento permitiera la entrada de perros en la playa de Pinedo, sus usuarios y los negocios hosteleros de la zona ya notan los efectos de esta experiencia piloto promovida por el consistorio. La iniciativa tuvo como consecuencia que esta zona de costa no pudiera exhibir la bandera azul que certifica su excelencia, aunque mantenga este reconocimiento. Pero la asistencia es, sencillamente, espectacular. Durante el fin de semana sobre todo, la asistencia de bañistas con sus mascotas es espectacular. Lejos de haberse quemado la novedad, la presencia se ha multiplicado, para alegría, indiferencia o disgusto de unos u otros.

Los propietarios de perros que hacen uso de la playa coinciden en que la medida es «una buena idea» y apoyan la prueba. Para Francisco Real, esta iniciativa es «perfecta». Real destaca que este lugar está más «cerca» que la zona habilitada de Port Saplaya, a la que debía desplazarse anteriormente, y resulta «más cómodo» para su can. Ahora lo puede hacer, pero «no solía venir entre semana a la playa».

A Juan Mengíbar le parece «muy bien» que haya «un sitio» donde las mascostas «puedan estar». «Nunca» había traído a sus perros a la playa «en verano», explica, y se veía obligado a «dejarlos solos en casa». «Ahora, pensamos venir más», asegura.

Nicolás García también tilda de «perfecta» la medida del ayuntamiento. Su familia visita la playa «más a menudo» debido a la delimitación de esta zona. Antes, la ausencia del espacio le suponía un problema: al salir con su familia y volver a casa, debía ocuparse del perro, lo cual le obligaba a abandonar el domicilio otra vez. La iniciativa «está muy bien», opina, «siempre que se respeten» las normas.

En comparación a las anteriores, las opiniones de los usuarios de la playa que no tienen mascotas son dispares. Bajo el punto de vista de Maximiliano Peña, la zona para perros «no molesta». Los canes «están en esa parte y yo en esta»; si se quedan en esa zona, «mejor».

José Manuel Prieto asegura que esto no solo no supone «ninguna molestia», sino que es «una buena idea». «También tendrán que disfrutar los perros», añade. Christa Burger suscribe esta opinión, y le parece que «los animales tienen su derecho a refrescarse». Añade que, a su parecer, este lugar «no está más sucio debido a los perros». Jesús Barredo cree que «en una playa no debe de haber perros». Aunque reconoce que la playa «nunca ha estado muy limpia», no considera que la acción del consistorio haya sido «una buena idea».

«Me gustan los animales y comprendo los motivos de esta decisión», afirma Filomena Gil, pero se queja de que «hay cacas por todos los sitios». Gil destaca que la playa se llena de perros «después de bañarse», algunos de los cuales «no llevan bozal», añade.

Un usuario que ha preferido no revelar su identidad opina que contar con una playa para perros en Pinedo es «una guarrada». Otro ciudadano que tampoco se ha identificado defiende que le parece «muy bien» que los animales tengan su espacio, aunque ha notado que la playa está «más sucia».

Negocios afectados

Los negocios hosteleros también se han formado una opinión sobre este tema. Noemí Camarena, que trabaja en uno de los restaurantes de la zona, señala que la pérdida de la bandera azul se nota «mucho» en el local. Antes, «julio estaba a reventar», pero actualmente hay «cuatro gatos» de lunes a viernes.

Susana Ramos se ocupa de otro establecimiento y, aunque nota «mucha diferencia» en el ambiente porque antes no circulaba tanta gente con perros, destaca la limpieza del lugar. El establecimiento no se ha visto «para nada» afectado.

Habilitar una zona para perros en la playa «era una demanda histórica de mucha gente», señalan fuentes del consistorio y se encuentran «muy contentos» por haber hecho algo «histórico». Hasta después del balance que harán tras el verano, no se plantean realizar cambios en la iniciativa.