En pocos meses el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha sembrado sucesivas polémicas al referirse a cuestiones ta sensibles como la «ideología de género«, el «imperio gay, el «feminismo destructor» e incluso los refugiados. Sus palabras no han pasado desapercibidas para los colectivos que trabajan en estos campos y para los representantes políticos, pero las denuncias elevadas al juzgado por incitación a la violencia han sido rechazadas en aras de la libertad de expresión.

«Ideología destructora»

La «ideología de género», a la que se refirió ayer de nuevo, fue uno de sus frentes. En una misa oficiada en la Universidad Católica de Valencia, el cardenal invitó a desobedecer las leyes que amparan «la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia». Es más, en un artículo publicado días después, aseguró que «estamos ante una subversión en toda regla, ante una verdadera revolución cultural de consecuencias destructivas de grandísimo alcance para el futuro del hombre y de la sociedad».

De sus homilías y artículos también han salido duras palabras contra «el imperio gay» o el feminismo «destructor». Incluso advertencias sobre los refugiados llegados de Oriente Medio como consecuencia de la guerra de Siria.

Estas polémicas declaraciones no han tenido, sin embargo, condena judicial. Más allá de lo que opinan colectivos sociales, políticos y culturales, el juez instructor valora la libertad de expresión, dado que en ningún caso ha habido, dijo, «incitación al odio ni a la discriminación».