Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Valencia fogosa

El museo erótico de Valencia

El objetivo es mostrar una parte de la tradición autóctona que viene siendo ninguneada

El museo erótico de Valencia

Valencia prepara la apertura de su Museo Erótico. Existen diversos museos sexuales en el mundo. El «Mosex» de Nueva York quizás sea el más grande de América, pero mucho más perfilado está el «World Erotic Museum» de Miami o el Museo Erótico de Buenos Aires. La versión más comercial es el «Erotic Heritage Museum» de las Vegas. En Asia destaca el «Love Land» de Jeju, en Corea del Sur. En Australia, Camberra disfruta su «National Museum of Erotica». Europa hierve. Amsterdam encabeza el listado con su «Venus Temple» del barrio rojo. Berlín cuenta con su «Beate Uhse Erotic Museum» fundado por la inventora de los «sex-shops». Paris presenta un «Musée de l' Erotisme» en pleno Pigalle que sigue los esquemas más clásicos de la museística, mientras que en Praga su «Museo de las Máquinas Sexuales» tiene una marcada explotación turística. Hasta la casta Polonia abrió un «Erotik Museum» en Varsovia e incluso la vetusta Rusia mantiene museos picantones en sus principales capitales: el «Museo Punto G» de Moscú y el «Museo Museros» de San Petersburgo, que en uno de sus anexos exhibe el mítico pene de Rasputín, que propició indirectamente la caída de los zares y la revolución soviética.

España no aporta mucho, pese a su supuesta trayectoria liberal. Madrid anunciaba hace unos años una especie de sex-shop bajo el pomposo nombre de museo erótico, pero fracasó. En cambio Barcelona sí ha sabido mantener un establecimiento por el que pasan cada año miles de visitantes, aunque su enfoque internacionalista frena las muestras autoctonistas, y exponen allí más artistas foráneos que propios.

Hora era de que la tierra del Collar de la Paloma del setabense Ibn Hazm, del Tractatus Amore Heroico del cabañalero Arnau de Vilanova o del Virgo de Visanteta del suecano Bernat i Baldoví despertara de su letargo. Cobrarán así valor las muestras artísticas prehistóricas e iberas, musulmanas y cristianas, y las de las actuales generaciones.

Las páginas verdaderamente pornográficas del Tirant lo Blanch y el resto de autores siglodorescos, desde Ausiàs March a los doblemoralistas aristócratas de la Academia de los Nocturnos, encontrarán en una biblioteca digna su refugio. La parte bibliográfica del museo está concebida a la manera de gran «infierno» clásico, el lugar donde los coleccionistas depositaban sus obras prohibidas. Por cierto, que interesante era el «infierno» del bibliófilo Manuel Bas Carbonell que nos enseñó en el último piso de su casa de Xàbia, o el del ese admirado cronista Rafael Solaz, que acaba de publicar una edición magnífica del Sermó de les Cadiretes.

El Arte es parcela esencial, buceando en la vertiente erótica de nuestros pintores y escultores: Ricardo Verde, Genaro Lahuerta, Alex Alemany, Moreno Mira, Miralles, Alacreu, Bolumar o un bello desnudo de Puig Roda, el Sorolla de Castelló. Todo lo que sea valenciano y fogoso encuentra aquí su casa. En la fachada un mosaico cerámico, cocido en Manises, muestra a una sugerente Salomé valenciana que levanta en su ostentosa bandeja las cabezas de todos los regnícolas ilustres. A ambos lados unos colosos hercúleos soportan el estupor masculino ante la feminidad emergente.

El patio interior se decora con ninfas valencianas, una escultura del Apolo triunfante y bancos enroscados en rosas rojas. Artilugios eróticos históricos, carteles publicitarios insinuantes e incluso planchas del Benlliure más descocado, con sus odaliscas brincando en un olimpo de bronce, precedentes de las acequias del Turia que colocó el escultor Silvestre de Edeta en la fuente de la Plaza de la Virgen.

Preparada la colección para su pública exhibición, quedan las formalidades administrativas. El objetivo es mostrar una parte de la tradición cultural autóctona que viene siendo ninguneada. A fin de cuentas, no hace mucho se celebró en la Feria de Muestras el «Valencia Sex Festival» bajo el lema «El porno es cultura».

Habrá que cepillar muchos apriorismos para inaugurar el Museo Sicalíptico de Valencia, pero ello no minimiza el interés de tan sugerente propuesta.

Compartir el artículo

stats