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Y sin embargo me quedo

No habéis entendido nada

No habéis entendido nada

Tú también vas a escribir sobre los titulares machistas de la prensa deportiva? La pregunta la formula un conocido así como de pasada en un encuentro fortuito. No lo pregunta con interés por el contenido de la columna, ni siquiera con curiosidad de asiduo seguidor, lo pregunta porque, como aclara poco más tarde, «tenéis toda la razón pero (ese temido y maldito pero) el tema ya cansa».

Y esa afirmación duele incluso más que los titulares. No hay mala intención, hay una interiorización del machismo que da mucho miedo. Hablar en exceso del tema se toma como otra pataleta, «venga chicas que no es para tanto». No es extraño, si a ellas, las que han llegado a lo más alto del deporte, las que merecen toda la admiración y el respeto por su esfuerzo, su tenacidad y su talento las tratan así ¿cómo nos van a tratar a las demás?. «Es que a partir de ahora van a tener que medir mucho lo que se pone en titulares», no, no es eso, no has entendido nada.

No se trata de hacer titulares igualitarios, se trata de que pienses y sientas de manera igualitaria, si a la hora de escribir o hablar piensas «no voy a poner esto porque van a pensar que soy machista» es que lo eres.

Y lo peor es la condescendencia hacia quien protesta, el término feminazi. No habéis entendido nada. A las feministas no se nos ocurre titular de esa manera despectiva e infantilizadora a los hombres, feminismo es igualdad, que se os meta en la cabeza. Es curioso que a machista no se le agregue la partícula «nazi». Simplemente porque la lleva dentro, implícita. Esa superioridad interiorizada es la que empuja a hacer esos titulares y a leerlos sin el menor rubor.

Si eres hombre y blanco estas por encima de todas esas cosas, puedes quitarle importancia desde la condescendencia. Pues lamento decirte, amigo, que ninguna de las dos cosas te las has ganado. Da mucho miedo la naturalidad, si algo está tan implantado es porque el problema viene de abajo, de la educación.

Se me erizaba el pelo escuchando a Susana Zabaleta hablando de cómo los padres encima ríen las gracias de los hijos que consumen música con letras machistas, ahí está la clave. Un niño equilibrado e igualitario no escribe esas letras cuando crece, y si las escucha detecta enseguida la desigualdad. Así que la respuesta a la pregunta inicial es sí. Voy a hablar de esos titulares, lo voy a hacer por la cantidad de mujeres deportistas que se rebelan contra ese desprecio y aprovechan los micrófonos para luchar contra él, por las que como Zabaleta sueltan a la cara de los educadores la responsabilidad que tienen, pero sobre todo lo voy a hacer por todas esas mujeres que no llegaron a Rio porque les reventaron antes la autoestima, por las que han sufrido ese machismo en forma de violencia, por las que les dijeron que su única obligación era atender a su marido y a sus hijos, por las que han hecho sentirse inferiores por no tener un buen físico, por las que no han tenido acceso al deporte de élite por ser chicas, por las que han sucumbido a la presión de tener que llevar una vida «de mujeres» sin más opciones, porque esas no tienen voz, porque se la han robado.

Así que hablaré, igual que Fani Grande, igual que Isa Olmos, igual que tantas otras, hasta que se desgasten las teclas del ordenador.

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