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Dolor y generosidad

Dolor y generosidad

La novelista francesa Maylis de Kerangal en su obra «Reparar a los vivos» cuenta la historia de unos jóvenes aficionados a practicar surf. A través de sus páginas relata unos hechos que comienzan a las cinco de la mañana, hora en que tres amigos han quedado para disfrutar cabalgando sobre las olas. Era una jornada de esas que sólo se dan dos o tres al año.

Al llegar a la playa, el oleaje es regular, sopla fuerte el viento y no hay ni un alma. Cuando el viento empieza a amainar y calma las olas, regresan a la furgoneta, se despojan de los trajes de neopreno e inician su regreso a casa.

Por desgracia la furgoneta choca contra un árbol y sufren un accidente. Simon Limbres recibe un fuerte impacto en la cabeza, a los pocos minutos de ingresar en el hospital muere. Thomas Remige, especialista en trasplantes, se afana en convencer a unos desolados padres, que acaban de perder a su hijo, que ese corazón, que todavía late, puede salvar la vida a otra persona.

España, desde hace 24 años de manera consecutiva, ha sido señalada líder mundial en trasplantes. En nuestro país se realizan 13 trasplantes al día. También estamos a la cabeza en almacenamiento y uso terapéutico de la sangre del cordón umbilical. Sangre que es almacenada en bancos públicos.

Hace unas semanas, en la revista semanal el Magazine, Rafael Matesanz, impulsor de la Organización Nacional de Trasplantes, de la que es responsable desde 1989, decía que la donación de órganos es lo más sano que hemos tenido en este país. Dirige una organización que goza de una excelente planificación, combina un sistema público, universal y gratuito para el usuario. Organizado en una «bolsa común» de todas las autonomías.

Con éste sistema se ha conseguido que más de medio millón de personas se hayan beneficiado del sistema español de trasplantes. Para Matesanz al principio lo prioritario era aumentar el número de donantes, pues sin ellos no había trasplantes posibles. Hoy en nuestro país se ha alcanzado la tasa de 40,2 donantes de órganos por millón de población. Este dato pone de manifiesto la enorme solidaridad de la población española en relación con la donación de órganos.

En éste balance tan positivo hay que destacar el buen hacer de las personas que tratan con las familias que acaban de perder a un familiar. Deben convencerlas y recoger su consentimiento en pleno duelo, en el breve espacio de tiempo que existe para que el trasplante se pueda realizar. Se trata de un momento extremadamente delicado que sólo se puede abordar desde la mayor empatía, poniéndose en su piel para ser capaz de comprender tanto dolor y tanta generosidad.

Hace unos días diversos medios de comunicación se han hecho eco de la historia de la joven americana Jeni Stepien, quien durante los preparativos de su boda confesó que su mayor ilusión hubiera sido que su padre la hubiera podido acompañar al altar en tan señalado día. Pero por desgracia su padre Michael Stepien murió hace diez años. Desde entonces el corazón de Michael ha estado latiendo en el pecho de Arthur Thomas al que se le practicó un trasplante. «Qué mayor honor puede tener una persona que caminar con la hija del hombre que le dio su corazón» contestó Arthur Thomas a la petición de Jeni.

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