¿Cual ha sido su mayor satisfacción como presidente de Casa Caridad?
Haber ayudado a la gente necesitada, que hay muchísima. No podemos hacernos una idea. En casa caridad estás cerca de la miseria y yo he podido hablar con gente con una posición económica holgada, con título universitario y con idiomas, que se ven por circunstancias en la miseria. Hablas con ellos y te preguntas qué puedes hacer, pero debes tener un chip especial y no convertir tu vida en un drama.
¿Alguna espina que no se ha podido quitar?
Tengo una, sí... Casa Caridad tiene un prestigio como institución y todo el mundo responde. Todo el mundo al que he llamado se ha puesto al teléfono excepto dos personas. Uno es un pintor valenciano muy famoso, Manolo Valdés. Le pedimos cuando estuvo en Valencia por su nombramiento como Hijo Predilecto de la ciudad que nos hiciera un detalle para hacer una serigrafía que luego mandamos como regalo a las empresas que colaboran con nosotros, como lo han hecho Willy Ramos, Miquel Navarro y otros... Ripollés y este año Elena del Ribero. Todo el mundo se ha prestado pero él no. Le escribí personalmente a Nueva York y sé que recibió la carta pero no respondió. El segundo es el presidente de la Federación de Fútbol, [Angel María] Villar. Hubo un partido internacional en Valencia y le escribí una carta para que destinarán un donativo a Casa Caridad y tampoco contestó. Son los únicos que no han hecho caso a Casa Caridad.
