Huele que alimenta. Y aunque en estos establecimientos el trabajo es un goteo constante, ahora hay un motivo más para sonreír. Varios hornos de la ciudad han sido galardonados como los que mejores panes sirven a sus privilegiados vecinos. Salvo dos que hay en Russafa, cuatro de los seis galardones van a barrios que tienen mucho sabor a pueblo: uno en La Torre, dos en Castellar y otro en Nazaret.

El concurso del Gremio de Maestros Horneros de Valencia tiene dos categorías: tradicionales y de «libre diseño». En el primero, los «forners» deben presentar un bodegón de tres panes de toda la vida: barra de cuarto, rollo valenciano y «pataqueta». El Horno La Torre, con cien años a sus espaldas, suma con el de este ejercicio su tercer galardón. Generaciones de habitantes de la población-pedanía han acudido al establecimiento de la familia Arnal. Rafael ha sido el encargado de presentar las obras. Los panes «de toda la vida» se combinan con creaciones más sofisticadas en los estantes, junto con el combo de «dolç i salat», cafés y refresco. «¿Las claves? Una buena materia prima; una buena masa madre, un buen punto de amasado y fermentación».

Y la mezcla de harinas. «Trabajamos con cereal de Albacete, Cuenca, Zamora... y combinándolas seguro que el pan sale mejor que con una única harina». Rafael Arnal está convencido de que «la gente sabe apreciar el buen pan. Si es de calidad, se vende».

En esta modalidad no hay mucho margen para la fantasía. Lo fantástico es hacerlo sin equivocarse. Es lo que también consiguieron Pastelería Horno García, en Reino de Valencia 6, ganadores del segundo premio y el tercero, que fue a parar al establecimiento de Alquería de Aznar, 3, en Castellar, de María Velarte -apellido sinónimo de harina bien tratada-.

De la misma procedencia fue el tercer premio en libre diseño. Otro Forn Velarte, en Vicente Puchol, 4. El segundo premio fue para Nazaret, el Forn Artesà Rafelet (Alta del Mar, 61), que también ganó días atrás el premio al mejor escaparate. Y la victoria fue para otro clásico, 80 años panificando en Russafa: el San Bartolomé de Duque de Calabria, 14. Fantasías con corteza y miga.

El establecimiento de Jesús Machí presentó al jurado una fantasía de cuatro panes: la hogaza de masa madre, un Pan de Romero, con harina molida a la piedra; Pan de Semillas -calabaza, girasol, sésamo y amapola, malta tostada y 24 horas de fermentación- y el Fougasse de Olivas, con aceituna macerada en hierbas provenzales y aceite.

«Innovar y crear es muy bonito. Preparamos ocho o nueve ideas y decidimos presentar éstas» asegura Joan Serra, uno de los miembros de un equipo que forman José Manuel Huerta Machí, Carlos Blasco, Marius y Elisabet Durlihac, Yolanda Cuartero y Ana Sáez junto con el «mestre» Jesús. Una de las características del establecimiento: la variedad de formas y sabores. Más aún: forman parte de un grupo de hornos «gourmet» de toda España que intercambian recetas para vender las creaciones de forma recíproca. «¿Cual recomendaría? Todos, claro, pero sobre todo, el de semillas. Es extraordinario».