­En abril la Patrulla Verde de la Policía Local de Valencia se topaba en plena calle del barrio del Cabanyal-Canyamelar con una oveja tirada en medio de la calle. Tenía las cuatro patas atadas. No había nadie en la calle que pudiera estar a cargo del animal y además presentaba problemas de salud y dado su aspecto había vividos sin los cuidados necesarios.

Los agentes la recogieron y trasladaron al Centro Municipal de Acogida de Avifauna Urbana y Animales Exóticos, situado en la calle Jarafuel (entre el carrer Quatretonda y el carrer dels Cocoters) en el barrio de Natzaret. Allí comenzó su camino hacia una vida mejor de la mano de los trabajadores del ayuntamiento. «Nunca habíamos tenido en el centro una oveja», explica Juani, una de las cuidadoras, quien explica que el animal llegó «muy deshidratada y con signos de una mala alimentación».

Por nombre le pusieron «Ovi-1», que se pronuncia como el personaje de la saga La Guerra de las Galaxias, «Obi-wan». Y sí, tuvieron que esquilarla. «Nadie tenía idea de esquilar una oveja, así que los hicimos con la ayuda también de los agentes de la Patrulla Verde. Compramos unas tijeras y entre todos lo hicimos en nuestras horas libres», señala Juani que añade entre risas «la verdad...¡No era muy bonito el corte!».

Llega el parto

Poco a poco, relata, fue engordando hasta que llegó un punto que empezaron a dudar de la velocidad con la que cogía peso. «Nos preguntábamos...¿y esa barriga? Resulta que estaba embarazada y en julio dio a luz a dos corderitos». A las pequeñas y a la madre se les hicieron todos los análisis necesario para comprobar que su estado de salud era bueno, como así ha sido gracias a los cuidados recibidos.

La duda era ¿de dónde había salido Ovi-1? Gracias al chip y los datos que llevaba en las chapas de las orejas averiguaron que el animal tenía su origen en una explotación ganadera del municipio alicantino de Ibi. Sin embargo, los ganaderos señalaron que el animal había sido hace años vendida a otra persona, y esta última, una vez contactada aseguró que la había destinado hacia el matadero. «No sabemos entonces que pasó con ella, sólo que tuvo mucha suerte en no ser sacrificada. Hay dos o tres años que se le pierde la pista y no sabemos cómo ha acabado tirada en una calle del Cabanyal ni quién lo hizo», apuntaba Juani.

Finalmente han encontrado una persona interesada en adoptar a la oveja y sus corderos, por lo que el centro está realizando los trámites de adopción. Las tres ovejas acabarán en una casa con mucho terreno y compartirán espacio con otros animales como caballos.

Según señalan desde el centro, el objetivo del adoptante es crear una granja escuela y que estas tres ovejas sean parte de la familia que recibirá a los escolares.

«Nos siguen a todas partes»

Claro está, en el centro de recuperación están muy contentos con el final feliz que han logrado para esta familia, puesto que han pasado mucho tiempo a su lado. «Ovi-1 al principio tenía un miedo atroz, porque seguramente le habrían pegado...y ahora va detrás de nosotros mordiéndonos los pantalones», dice Juani, quien también cuenta sobre los corderos: «los hemos visto nacer, crecer... les hemos cogido mucho cariño. Nos llaman para que les demos de comer y nos siguen a todas partes...nos dará mucha pena que se marchen».

El caso de estos animales, tristemente no es una excepción, puesto que los abandonos no entienden de especies.

Ahora mismo en el Centro Municipal de Acogida de Avifauna Urbana y Animales Exóticos están esperando adopción otros animales como son una cerda vietnamita de gran tamaño y cuatro cobayas. Para poder visitar a estos animales, el centro abre entre semana de 8 a 14 horas.