Los técnicos del Ayuntamiento de Valencia entraron ayer, pico en mano, en un viejo refugio subterráneo de la Guerra Civil situado en la pedanía de Massarrojos, una joya histórica, excavada en piedra, que protegió a la población de los bombardeos aéreos entre los años 36 y 39 del siglo pasado. Ahora, la idea de los responsables municipales es «ponerlo en valor», declararlo Bien de Relevancia Local (BRL) e incorporarlo a una ruta de refugios que se montará en la ciudad para que todo el mundo pueda visitarlos.

Que allí había un refugio de la guerra era algo sabido en el pueblo. Lo recordaban los más viejos y no tan viejos, pues estuvo abierto hasta los años cincuenta y los niños lo utilizaban como zona de juegos. Pero un día lo cerraron porque los padres tenían miedo del pozo que hay en el interior y desde entonces el refugio ha estado cerrado y oculto bajo las capas de hormigón y asfalto que han cubierto sucesivamente la Plaza del Soñador y la calle Benet Bosch, donde parece que estaban sus puertas.

Con la llegada del nuevo gobierno municipal, no obstante, surgió la idea de recuperar los refugios de la Guerra Civil y éste estaba en la lista. Lo que no estaba previsto era el modo de localizarlo de nuevo.

Según cuenta el alcalde pedáneo de Massarrojos, Carles Verdeguer, este verano estaban picando en la calle para colocar el pilón del toro embolado y calaron en la galería. Sólo hubo que meter una cámara en el interior para comprobar que efectivamente era el refugio y ayer, tras solicitar los correspondientes permisos a Cultura, los técnicos de la Concejalía de Desarrollo Urbano, acompañados de una arqueóloga municipal, procedieron a abrir un agujero más grande y acceder al interior.

Como la noticia había corrido por el pueblo días antes,muchos vecinos se acercaron por allí para cerciorarse del «descubrimiento».

Ayudados con una escalera de obra, los técnicos bajaron y pudieron contemplar un refugio diferente. Se baja por una escalera construida de ladrillo y se accede a una galería de unos 3 metros de ancha excavada íntegramente en la piedra, como puede verse en el techo. A los lados hay unas bancadas corridas donde se sentaban las entre 200 y 300 personas que cabían en el interior.

Galerías y un pozo sin agua

No hay estancias, como en otros refugios. Únicamente hay dos salas excavadas a un lado de las galerías, de apenas 6 metros cuadrados, que se utilizaban como enfermería. Y hay un pozo también picado en la piedra que tiene una profundidad de siete metros pero que nunca llegó a tener el agua que buscaban. «O no pudieron llegar al nivel freático o se acabó la guerra y lo dejaron», cuenta la arqueóloga.

De restos de vida, todo lo que queda es un viejo cableado eléctrico arrancado, con algún interruptor de cerámica y viejas latas de conserva corroídas por el óxido.

Pero en su conjunto está muy bien conservado, lo que significa, según los técnicos, que no será necesaria una partida presupuestaria muy grande para recuperarlo y abrirlo al público, cosa que podría ocurrir el año que viene.

La idea es cerrar la entrada abierta ayer por Benet Bosch y abrir una más importante por la Plaza del Soñador, que según Urbanismo, se va a hacer peatonal al tiempo que ensanchan las aceras del entorno. También se le pondrá luz eléctrica y algunos paneles explicativos de las estancias y de la importancia de este espacio.

En paralelo, se irá catalogando todo el complejo para su declaración como Bien de Relevancia Local (BRL), protección que tienen todos los refugios de la ciudad.

Según la concejala de Cultura, Gloria Tello, la apertura de este refugio «se incluye dentro del proyecto de recuperación y puesta en valor del patrimonio relacionado con la República y la Guerra Civil».

En la actualidad, el gobierno municipal trabaja en las obras de rehabilitación del refugio de Serranos y del refugio que hay en el ayuntamiento, pero «también queremos recuperar aquellos que están más alejados del centro de cuya existencia y posible ubicación se tiene conocimiento documental».

«Ahora lo que hace falta es un trabajo de documentación exhaustiva por parte de nuestro personal técnico para valorar posteriormente la posibilidad de su recuperación para la ciudadanía», explicó Tello, según la cual la idea municipal es «dar a conocer nuestro pasado y acercamos el patrimonio a la ciudadanía».

Para los vecinos, esto es simplemente recuperar parte de su memoria perdida.