El secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, anunció ayer que la conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural intensificará en los próximos días los controles sobre los permisos concedidos para la quema de la paja del arroz . Julià Álvaro insistió en la provisionalidad de la medida justificada en la ausencia de alternativas a la quema.

El secretario autonómico reconocía que aunque la quema fue concebida como un «mal menor», lo ocurrido ayer demuestra que «ni es tan menor ni deja de ser mal». Los cambios de viento y la imposibilidad de reaccionar a sus efectos una vez prendida fuego la paja hizo que el humo de la combustión llegará a lugares tan alejados del parque natural de la Albufera como Villena, Jumilla, Murcia, Gandia y Requena.

Ayer Julià Álvaro analizaba el episodio, que disparó los niveles de contaminación atmosférica en el área metropolitana de Valencia y anunciaba un endurecimiento de los controles.

«Revisaremos atentamente si se han cumplido los protocolos en esta quema, si se ha respetado la quema que el lunes se podía hacer y si se ha hecho en las condiciones marcadas», adelantó Àlvaro

«En los próximos días „añadió„ seremos más curiosos todavía en el seguimiento de la actividad».

«Que quede claro: quien no haga las cosas como toca, pagará las consecuencias. Esto no es una ?barra libre?, destacó.

La conselleria de Medio Ambiente tiene previsto movilizar a los agentes medioambientales y probablemente al personal de vigilancia adscrito a Vaersa para fiscalizar que se cumplen las condiciones de quemas pactadas.

« Quiero recordar que cuando se adoptó la decisión para evitar los problemas fitosanitarios causados por la no retirada de la paja quien más reclamó, junto a los agricultores afectados, que se pudiera llevar a cabo una quema generalizada fueron los ayuntamientos del entorno de la Albufera, los mismos que ayer padecieron el exceso de humo», recordó.

Pronóstico diario

Medio Ambiente divulgó ayer el modelo de aviso que está remitiendo a diario a los municipios, cámaras agrarias y sindicatos agrícolas de las zonas donde se producen las quemas y que incluye un pronóstico horario sobre la velocidad y dirección del viento.

La Albufera ha sido dividida en cuatro cuadrantes que coinciden con los puntos cardinales en los que no se pueden realizar quemas si el viento sopla de una determinada dirección y a velocidades superiores a 15 kilómetros hora. Sin embargo, esta normativa, recogida en la orden que regula las quemas, resulta difícil de cumplir cuando el viento no responde a lo previsto o aumenta su velocidad con decenas de focos activos en el marjal, como ocurrió el lunes.

«Ya , cuando se decidió permitir la quema dije que este año no disponemos de alternativas en marcha para la retirada de la paja y, por tanto, para evitar su quema. Si no se retira, la paja podrida en la Albufera supone una materia orgánica que todavía hace más daño a las aguas del lago y a la vegetación y los cultivos», concluyó Julià Álvaro.