La Comisión de Desarrollo Urbano y Vivienda aprobará el lunes someter a información pública el Plan Especial del Nuevo Campus de Tarongers. Esta modificación puntual del planeamiento supondrá que los viales pasen a calificarse como sistema general educativo (GEC), de manera que la Universitat podrá instalar un vallado que dejará dichos viales en la parte interior del recinto y evitará que se organicen los célebres «botellones».El concejal a cargo de esta área, Vicent Sarrià, recordó ayer que el documento se redactó en respuesta a una petición de la Universitat de València que tiene como objetivo garantizar la seguridad en sus instalaciones. La actuación dotará al recinto universitario de un sentido de unidad espacial del campus universitario, según añadió, porque actualmente lo forman unidades aisladas y espacios inconexos.

Además, la parcela escolar del Instituto de Educación Secundaria Ramon Llull y los viales anexos pasarán a ser suelo urbano, ya que se clasificaron anteriormente como suelo urbanizable en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).

El edil aseguró que el vallado no supondrá «ninguna restricción a la movilidad de las personas», porque «el recinto permanecerá abierto durante el día». En cuento a las noches, la medida evitará que «puedan producirse daños a los espacios públicos, jardines o edificios» al quedarse las instalaciones sin uso. La Junta de Gobierno Local del pasado 30 de septiembre informó favorablemente la evaluación ambiental y territorial estratégica correspondiente a este asunto, según explicaron desde el consistorio. El documento se expondrá al público durante 45 días.

Una vieja petición

En 2011, la Universitat de València ya sopesaba la posibilidad de cerrar parte del Campus dels Tarongers, en el que se realizaba cada fin de semana el botellón más grande de la ciudad. «Tanto la Universitat como el ayuntamiento y las asociaciones de vecinos necesitamos encontrar una solución razonable para evitar este problema, que es molesto para el vecindario y que además no proyecta la mejor imagen de los estudiantes universitarios», planteó entonces el rector de la UV, Esteban Morcillo.

«El vallado del campus de Tarongers de la Universitat de València se ha acabado convirtiendo en algo necesario e imprescindible para la institución», defendió el rector. El académico consideró que los botellones eran «un problema de imagen corporativa, de vecindario y de salud pública» que debía solucionarse.

No obstante, Morcillo subrayó que no se podía hacer un «vallado absoluto» de la zona debido a que era necesario «dar respuesta a la circulación de personas y vehículos». El objetivo era hacer compatible «el disfrute de las instalaciones viarias» y «el respeto al descanso».