Las dos cámaras de representantes estaban llenas pero la noticia no estaba dentro de los salones, sino fuera. Poco antes de que comenzaran las sesiones plenarias convocadas para la mañana de ayer en el Congreso y en el Senado, se daba a conocer la que iba a ser, contra todo pronóstico, la noticia del día. Un infarto masivo -confirmado después por los médicos- acababa con la vida de la eterna alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en un cercano hotel de Madrid.

La noticia de su muerte cayó como una bomba entre compañeros de escaño y de partido, los que lo fueron hasta que las sospechas por el caso Taula la «obligaron» a darse de baja en septiembre como militante en la agrupación por la que lo había dado todo. Las caras de los diputados y de los miembros del gobierno conforme entraban en el hemiciclo lo decían todo.

Dentro de las cámaras rictus serio, caras de incredulidad y sendos minutos de silencio para recordar a la política, a la «alcaldesa de España». Mariano Rajoy, tras conocerse la noticia, comparecía ante los medios con cara circunspecta y visiblemente emocionado. El presidente del Gobierno, además de transmitir sus condolencias a la familia, aseguró estar «enormemente apenado» y recordó que Rita Barberá dedicó toda su vida al Partido Popular y a Valencia.

Reunión con Rajoy

Más allá de sentimientos, el presidente desvelaba que había mantenido una conversación con la investigada «hace pocas fechas» cuando tuvo que declarar ante el Tribunal Supremo por el caso Taula el pasado lunes. El jefe del Ejecutivo rememoraba además que su relación con Barberá se remontaba a la década de los 80, y que en 1991 fue cuando su candidatura concurrió a la alcaldía de Valencia.

«Se hace muy duro», reconocía un Rajoy, consternado y entristecido ante los periodistas.

Tras él se han sucedido también los elogios de otros miembros de su partido, como José María Aznar, Celia Villalobos o María Dolores de Cospedal.

El último acto en el que pudo verse a Barberá, de 68 años, fue el pasado lunes en el Tribunal Supremo, donde compareció para declarar por un posible blanqueo de dinero vinculado al denominado caso Taula y volvió a declararse inocente y a negar que existiera una caja B en el PP valenciano. El martes se la esperaba en el Senado pero no compareció.

El comportamiento de otros partidos por este asunto ha sido hoy recordado de forma continua por muchos dirigentes del PP que han considerado que Barberá no se merecía ese trato. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha dicho que los cargos del PP estaban «impactados y apenados», y María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP y ministra de Defensa, ha calificado a Barberá de una magnífica política y «una mujer honesta».

Ente quienes han denunciado la actitud de otros partidos con ella, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, ha considerado que sufrió un «linchamiento» político y mediático con el que se traspasaron «todas las fronteras». «No quiero hacer responsable a nadie, pero creo que es bueno que todos hagamos una profunda reflexión sobre todo y, especialmente, sobre las exageraciones a las que llevamos a veces las acusaciones políticas», ha añadido.

También el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha lamentado que sufriera «tanta crítica injustificada» y «tantas barbaridades» que cree que «cada uno tendrá sobre su conciencia».

Y el ministro de Educación y portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, ha considerado que «algunos no se portaron bien» en los últimos tiempos con ella, pero ha añadido que era generosa y los habrá perdonado. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, ha calificado a la exalcaldesa de «excelente política», y el presidente del Senado, Pío García Escudero, ha dicho que la muerte de Rita Barberá era una «noticia terrible» que deja un gran sentimiento de tristeza.

Los Reyes Felipe y Letizia -que hoy estarán en Valencia para la entrega de los premios Jaime I- así como los soberanos eméritos Juan Carlos y Sofía, mandaron ayer sendos telegramas de condolencia a la familia de la exalcaldesa de Valencia y senadora, Rita Barberá.