Era la Jefa, la zarina di Valencia, el símbolo de la corrupción española, la alcaldesa de España, una mujer de excesos con delirios de grandeza y una figura clave en la historia de los conservadores y de la política española. Todo son frases literales de la prensa extranjera, que se ha hecho eco en sus versiones impresas y electrónicas de la muerte de Rita Barberá.

El diario parisino Libération, que fundó Jean Paul Sartre y es referente francés de la izquierda, publica una crónica ácida y documentada. «Con su uniforme a la antigua (permanente, traje, un inmutable collar de perlas gruesas), Rita Barberá ha marcado durante un cuarto de siglo el paisaje político español. Por su agresividad a veces grosera y, sobre todo, por su delirio de grandeza», con los «gastos delirantes», la «gestión ruinosa» de una «megalómana», la «falta de sensibilidad con las familias de las víctimas del metro», o el «galimatías» del caloret, «que provocó la indignación de los defensores de la identidad regional», escribe Fraçois-Xavier Gomez en la extensa pieza de Libé.

Otra semblanza crítica la firma el corresponsal del diario bonaerense Clarín. «Alcaldesa con varias mayorías absolutas en Valencia, donde ejercía el poder omnímodo en la política local de la capital», escribe Juan Carlos Algañaraz, «su prestigio se fue apagando con el transcurso de los años cuando se fueron destapando una elevada cantidad de casos de corrupción». «La depredación de fondos públicos, que incluyó la visita del Papa, fue de una profundidad y transgresión asombrosa», añade el rotativo argentino. Clarín también atiende a detalles humanos: «A su figura imponente le habían caído más de veinte años» y «La Jefa se paseaba solitaria» en el Senado.

El diario turinés La Stampa es tan pomposo en el titular («Morta di infarto Rita Barberá, zarina di Valencia») como profundo en su análisis sobre una mujer que pasó «de la gloria a la miseria en un paso corto». «Para Valencia es el final de una era marcada por un fuerte renacimiento económico y urbano que ha traído bienestar (hasta la llegada de la crisis) y el turismo de masas, pero también la corrupción en todos los niveles y muchas contradicciones, con importantes eventos deportivos y con los niños que estaban estudiando en aulas prefabricadas por falta de escuelas. Rita, como la llamaban todos, ha sido el polémico símbolo de esta época», recoge la crónica que firma Francesco Olivo para el tercer periódico italiano.

The New York Times no ha escrito una pieza propia sobre la muerte de Rita Barberá, pero ofrece a sus lectores el teletipo elaborado por la agencia Reuters. Sus palabras son gruesas: «Una figura inconfundible en la política española desde la década de 1980 con su característico collar de perlas, trajes rojos y maquillaje pesado, Barberá, de 68 años, fue para muchos un símbolo de la corrupción arraigada en los más altos niveles del establishment del país», publica la Dama Gris. La noticia subraya que desaparece una dirigente que fue parte integrante de la vida de Valencia. Como ejemplo cita sus apariciones en el balcón del ayuntamiento cada marzo con las Fallas.

El gasto en hoteles

También desde Nueva York, The Wall Street Journal despide a Rita Barberá con un artículo de su corresponsal en Madrid, Richard Boudreaux. «Muere Rita Barberá, alcaldesa de España», titula el diario económico. El Journal destaca que, bajo el gobierno de Barberá, «la ciudad del Mediterráneo gastó miles de millones de dólares para albergar la competencia de vela de la America's Cup en 2007 y construyó uno de los acuarios más grandes de Europa y un lujoso teatro de ópera, ayudado por las bajas tasas de interés y la subida de los bienes inmobiliarios».

El WSJ alude al Ritaleaks. «Sus cuentas de gastos, filtradas por los opositores políticos el año pasado, fueron pródigas también. Ella defendió los gastos, incluyendo una habitación de hotel de 770 euros por noche en Italia», publica el Wall Street Journal, que reitera una metáfora común en la prensa extranjera: «Rita Barberá, figura destacada del partido conservador gobernante de España y para muchos símbolo de la corrupción que corrompe el establishment político del país».

En la web de la BBC se recuerdan los intentos de la exalcaldesa fallecida por «crear una ciudad que rivalizara con Barcelona» y cita la Ciudad de las Artes y las Ciencias o el Palacio de Congresos, que le dieron «prominencia». En China, la agencia oficial de noticias Xinhua repica un teletipo de la agencia francesa AFP, donde se recalca el «nivel relativo de inmunidad del sistema legal» que protegió a Barberá al retener el escaño de senadora; solo la podía juzgar el Supremo. También la CNN o Euronews despiden a la periodista que un día decidió pasar al otro lado de la noticia.