El fallecimiento de Rita Barberá ha abierto un debate, sobre todo entre los miembros del Partido Popular, respecto a la actitud que se debería tomar frente a las líneas rojas y a los imputados. Algunos sectores no dudaron en culpar a la prensa y a ciertos partidos políticos del estrés y ansiedad que sufría la exalcaldesa desde que se la implicó en el caso Taula, proceso que la llevó a declarar ante el juez dos días antes de morir. Sin embargo, para Mónica Oltra es un debate que no tiene cabida «en estos momentos».

«El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha expresado lo que tenía que expresar sobre la exalcaldesa de Valencia, le transmitió sus condolencias a la familia; el Ayuntamiento de Valencia y su alcalde Joan Ribó, también, incluso ha ofrecido el consistorio para situar la capilla ardiente; las Corts también mandaron sus condolencias a la familia y allegados. Todas las instituciones han hecho lo que debían hacer, han tenido un comportamiento ejemplar», explicó Oltra, quien añadió que «todo lo que esté fuera de eso, está de más. Todos han mostrado su respeto en el plano personal», detalló la consellera.

De esta manera zanjó ayer la vicepresidenta la cuestión, abierta sobre todo en los sectores más cercanos al PP que les interesa aflojar la mano dura respecto a este tema, así como a otros que mantenían una relación de amistad con la senadora, como el propio Francisco Camps, quien criticó el abandono que sufrió la exalcaldesa por parte «de los suyos» en cuanto fue relacionada con el caso de corrupción que investigan los tribunales valencianos.

En el entorno de Oltra se entiende que la corrupción y las líneas rojas están fuera de debate y que no se debe utilizar la muerte de Barberá para intentar influir en este asunto para abrir la mano con los imputados o los relacionados con estos procesos.