Agradecimientos, besos y más de un reproche «a los que un día la difamaron». El sentimiento hacia Rita Barberá era ayer generalizado entre las miles de dedicatorias estampadas estos tres últimos días en el libro de condolencias. Expuesto en el Salón de cristal, y en ausencia de capilla ardiente, se ha convertido en lugar de peregrinaje para sus más incondicionales vecinos y admiradores. Según los datos que maneja el Ayuntamiento de Valencia, por la casa consistorial han pasado más de 4.787 personas a dejar constancia de su último adiós, el más sentido, a la exalcaldesa. Ahora, esos cuatro libros con páginas trufadas de cariño y añoranza se entregarán a la familia Barberá Nolla. A última hora de ayer el PP solicitó a Joan Ribó que la firma prosiguiera el próximo lunes en la puerta de Hierros de la Catedral, de 10,30 horas de la mañana hasta las 19,30, hora en que se oficiará la misa de funeral.

Muchos mensajes tenían una componente religiosa. Uno de ellos era el de José. «Que Dios te tenga en el cielo, porque te lo mereces», escribía, o el de María Amparo, que se lanzaba con un «Rita, espérame en el cielo». María, mientras, expresaba: «Que Dios te acoja y te cuide como tú has cuidado de nosotros. Un beso». Entre las muestras de aprecio se encontraba la de Javier, quien le escribía en tinta azul: «Te queremos, Rita. Siempre serás nuestra alcaldesa». Pilar se despedía con un «Adiós, Rita, no te olvidaremos nunca». Un sentir que compartía con quienes los centenares que le dedicaban un «Descansa en paz, Rita» o un «Siempre te recordaremos».

Su trabajo en la ciudad

«Valencia no se entiende sin Rita. Gracias por tu legado», podía leerse en munchísimos mensajes y otros añadían agradecimiento «por haber sido una Excelentísima Alcaldesa de Valencia». Otras formas de aprecio de la ciudadanía hacían hincapié tanto en su figura política como en su persona al proclamar: «Rita, como alcaldesa la mejor y, como mujer, una gran persona. Te quiero». En este sentido, María recalcaba: «Valencia te llora, ¡como persona, como amiga, como alcaldesa!» y cerraba sus líneas reflejando su aprecio de igual manera.

Las referencias a su entrega por la ciudad iban en la línea de la transformación experimentada en sus casi cinco lustros de gestión municipal. «Gracias, Rita, por haber sido una buena alcaldesa y haber dejado Valencia bonita. Descansa en paz». «Adiós a nuestra alcaldesa Doña Rita. Gracias por todo lo que hiciste por nuestra ciudad. Nunca te olvidaremos y te llevaremos en nuestro corazón. Hasta pronto», añadía otro mensaje. María del Carmen se sumaba a estos agradecimientos al dejar por escrito su «Gracias, Rita, por hacer de Valencia una maravillosa ciudad. Eras y serás la mejor alcaldesa de Valencia».

En esta línea destacaban recordatorios como: «Mis respetos a tu persona y gracias por todos tus esfuerzos por Valencia», rezaba una firma de pulso trémulo. Carmen mantenía: «Tú has sido, eres y serás la mejor alcaldesa y persona que ha existido en Valencia. Te quiero y respeto para siempre», y Camilo aseguraba: «Los que queremos esta ciudad, como tú la amabas, te estaremos eternamente agradecidos».

Contra difamadores

«Doña Rita Barberá: Le recordamos como muy buena mujer y una excelente alcaldesa de Valencia», plasmaba otra de las condolencias. María José manifestaba su «sentido pesar» y se encontraba «esperando que encuentres el descanso y sosiego». «Con mucho agradecimiento. Un beso», podía leerse en una de las páginas del tercer libro.

No todo se limitaba a ensalzar la figura de la exalcaldesa, sino que también había hueco para los reproches entre los mensajes de pesar. Eso sí, reproches a los críticos con la ex mandataria municipal. «Querida alcaldesa de Valencia Rita Barberá, que Dios perdone a los que te han difamado y te dé el descanso eterno», sentenciaba un visitante en una de las páginas.

Aún así, primaban los mensajes de admiración y respeto por la que fue alcaldesa de Valencia: «Para la mejor alcaldesa del mundo. Como le decía yo siempre, quiero unos zapatos suyos para poder pisar fuerte». Otros, simplemente, expresaban su cariño un sencillo «¡hasta siempre!». Ayer viernes, sobre las cinco de la tarde, se cerraba el último de los libros y se extinguía la cola de vecinos, muchos de ellos aún incrédulos con el inesperado desenlace de su alcaldesa.